Villa del milagro y de la navegación
Frómista es uno de esos tesoros escondidos de Castilla que no puedes dejar pasar. Esta pequeña población se encuentra en pleno Camino de Santiago francés y es parada ineludible de muchos peregrinos, que encuentran cobijo en sus varios albergues. Descubre esta joya del románico palentino e importantísimo punto de comunicación histórico del norte del país.
Si te interesa el turismo artístico y monumental, el patrimonio de esta localidad no te dejará indiferente. La iglesia de San Martín de Tours es su mejor muestra. Esta edificación es la única que queda en pie del monasterio benedictino construido en 1066 por encargo de Doña Mayor de Castilla. Su hermosa arquitectura es digna de fotografía.
Desde la iglesia, acércate a la Calle del Milagro, que le debe su nombre a la Piedra del Milagro: esta obra tallada con un cáliz en relieve representa la Sagrada Forma y la patena de la que esta no pudo despegarse cuando un habitante del pueblo trató de comulgar en su lecho de muerte. Descubre la historia completa en el museo multimedia Vestigia-Leyenda del Camino, instalado en la iglesia de Santa María del Castillo.
Muy próxima a este lugar encontraremos la Iglesia de San Telmo, en la Plaza de Tuy. Su nombre le hace honor a San Telmo, patrón de los marineros y de esta villa, que está hermanada con la localidad marítima de Tuy, lugar en el que reposan los restos de este santo. Dedícale un buen rato a esta iglesia, pues su museo incluye muchas reliquias y esculturas de valor incalculable, como la patena del milagro o la Virgen Panadera o un magnífico Ecce Homo.
No te olvides de darte una vuelta por la iglesia de San Pedro. El encanto de esta edificación gótica reside en su construcción, que llevó casi un siglo. En su interior podrás admirar un retablo mayor renacentista.
Para rematar la excursión, recorre el tramo del Canal de Castilla que pasa por esta localidad: una espectacular obra de ingeniería del siglo XVIII con la que podrás revivir los grandes tiempos de navegación de la región.
Maravíllate con su conjunto de 4 esclusas, que suben el nivel del hasta unos 14 metros. Y si tienes tiempo, recorre el canal a bordo de uno de los barcos. Date cita en el embarcadero, junto a las esclusas.
Y si planeas acercarte en otoño, aprovecha las temperaturas más amables y los días aún soleados para recorrer tranquilamente al atardecer: la sinfonía de dorados, amarillos y ocres del paisaje no te decepcionará.