La Rioja, ese gigante del vino famoso más allá de nuestras fronteras, tiene una joya escondida (pero muy apreciada) llamada Calahorra. Capital de La Rioja Baja, es tierra de viñedos, por supuesto, pero también una de las mejores huertas de España y un crisol de culturas históricas.
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Situada en el Valle del Ebro, se la disputaron romanos, musulmanes, judíos y cristianos. Es fácil adivinar por qué: en las calahorras se alimentaba a la gente en tiempo de escasez, y a su nombre hace honor esta ciudad con la fertilidad de sus tierras.
Uno de los puntos principales de la ciudad que no puedes dejar de visitar en Calahorra es la catedral de Santa María. Este templo de estilo gótico seguro que llama tu atención, gracias al tono rojizo de su portada y la belleza de las dieciséis capillas de su interior.
Perderse por sus callejuelas sinuosas es una de esas experiencias mágicas que tienes que vivir. Y es que, en la época medieval, Calahorra contó con una importante barriada judía delimitada por una muralla, que en su día contó hasta con una sinagoga.
Este monasterio fue fundado en el S. XVI y es conocido popularmente como el Convento de las Monjas Encerradas. Su fachada es de estilo barroco, hecha en piedra y en su interior se encuentran obras de gran valor artístico y patrimonial.
Este museo acoge una sección de arqueología romana del Museo de La Rioja. En él se puede palpar el pasado romano de esta ciudad y descubrir los hallazgos de diferentes yacimientos arqueológicos de Calahorra y La Rioja.
Porque la verdura, en Calahorra, es mucho más que un simple alimento: es objeto digno de exposición en su Museo de la Verdura, protagonista de sus Jornadas Gastronómicas –que reúnen a los mejores chefs del país– y hasta se convierte en la materia prima con la que se confeccionan los vestidos de su originalísima Pasarela de moda. ¿Te perderías estar en primera fila de una pasarela de este tipo?
Además, si lo que de verdad te apetece es retroceder 2.000 años y revivir su edad de oro, no puedes perderte el Mercaforum en Semana Santa, un lugar en el que verás legionarios desfilando, luchas de gladiadores y un bullicioso mercado romano cargado de excelentes productos artesanos.
Si además de apasionarte la historia te encanta la buena verdura, Calahorra se convertirá en tu paraíso particular. Una escapada gastronómica a la ciudad riojana te asegura una explosión de sabores, colores y olores venida directamente de la huerta a sus mercados y restaurantes… y la posibilidad de regresar a casa con la maleta repleta de deliciosas conservas.
Endibias y sabrosas alcachofas en otoño e invierno. Espárragos y tiernísimos guisantes en primavera. ¿Qué decirte del tomate? Cuando llega el calor, el tomate es el protagonista absoluto, jugoso, dulce, suculento.
¡Y el pimiento! El condimento estrella de la cocina riojana hará las delicias de tu paladar y de los paladares más exquisitos. Un regalo lleno de sabor… y para la vista. Por las calles los verás colgados para secarlos al sol, adornando los balcones de la ciudad.
Historia, buen ambiente, buen vino y los mejores productos de la huerta. Calahorra lo tiene todo. ¿Se puede pedir más? Descubre esta ciudad de la mano de Renfe y déjate llevar.
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