Recorre la España modernista en tren
La arquitectura modernista salpica España de aire fresco, líneas sinuosas y motivos vegetales que te transportarán a mundos exóticos e irreales. El uso de materiales novedosos en la época proporciona unas estructuras de hierro y unas vidrieras nunca antes vistas. Se reinterpreta el uso de la cerámica en la decoración de edificios y el concepto de los volúmenes. Descubrirás que cada zona goza de características propias.
Si visitas Galicia y te apasiona la arquitectura, tu meca está en A Coruña. Su Ruta del Modernismo forma parte del valioso patrimonio de estas tierras celtas.
Comienza tu paseo en La Marina y descubre por qué se ha bautizado a esta localidad como la Ciudad de Cristal. Recorre toda la avenida peatonal del puerto y maravíllate con sus edificios, conocidos como «galerías», entre los que destacan la Casa Molina y la Casa Rey. Fíjate en la combinación de madera y cristal, en los bustos de mujeres del dintel y en los balcones que incorporan hierro forjado.
Sin dejar de pasear, dirígete hasta la calle Real y busca el número 22, donde te espera otro ejemplo de fachada engalanada con adornos de espigas, ramas, acebos, discos solares, rosas.
En esta ciudad todo está cerca, así que date cita en la Casa Fuente de la calle San Andrés, un edificio de 1911 que reúne diferentes elementos arquitectónicos inspirados en grandes nombres como Paul Hankar. Esta calle te regala muchos otros edificios del siglo XIX, tanto recién restaurados como en proceso de recuperación. ¿Te animas a buscarlos?
Donde podrás recrearte es en la señorial plaza de Lugo, perteneciente a El Ensanche. Esta zona experimentó una gran ampliación en 1883, por lo que alberga la mayor concentración de obras modernistas de la ciudad. Los ejemplos mejor dotados son la Casa de los Cisnes, obra del arquitecto Manuel Reboredo, y la Casa Arambillet.
Ya en la calle Juan Flórez puedes contemplar las Escuelas Labaca, un centro educativo y de acogida que resalta por una torre pespunteada de elementos decorativos de la época.
Viaja al otro extremo de la península y conoce otro de los grandes destinos modernistas del país: Cartagena. El centro histórico de esta ciudad sufrió una gran destrucción durante la revolución cantonal de 1873, lo que favoreció la proliferación de una gran cantidad de construcciones al gusto de la época.
En la calle Mayor puedes visitar el Palacio Casa Tilly, hoy en día casino de la ciudad. Su portada dieciochesca recuerda al origen barroco del edificio, pero su interior fue adaptado en 1894 por Víctor Beltrí, autor de gran parte de las obras modernistas de la ciudad. Tragaluces y coloridas vidrieras, barandillas de forja, muebles asimétricos y curvados... Te costará salir de allí.
A muy poca distancia, en la calle Jara, encontrarás el emblemático edificio «Gran Hotel», que reconocerás fácilmente por su altura y su intrincada decoración con motivos florales y guirnaldas talladas a mano.
¿Y qué tal si te das una vuelta por el Palacio Consistorial? Contempla su inmaculada fachada de mármol blanco y su tejado con magníficas cúpulas de zinc. La gran escalera imperial del interior es digna de mención.
Termina este maravilloso recorrido donde empezaste: en la bellísima estación de tren de Cartagena, también erigida por el arquitecto Beltrí. Te llamará la atención su decoración cerámica y los cánones modernistas de su acceso principal. Para despedirte, levanta la vista al cielo y encuentra el reloj de la cornisa.
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