Si buscas un lugar con un encanto especial, Oporto te espera. La segunda ciudad más grande de Portugal es una urbe llena de vida y rincones que enamoran, que ha sabido combinar su elegante decadencia con historia, patrimonio y modernidad. Su estrecha relación con el Duero la dota de personalidad propia, con sus puentes, sus monumentos, sus bodegas, sus calles comerciales y su deliciosa gastronomía. No en vano, su centro histórico y la Ribeira están catalogados como Patrimonio Mundial.
Toda escapada a Oporto debe incluir una visita a la Catedral de la Sé, su monumento religioso más importante, y a la iglesia y Torre de los Clérigos, la más alta de Portugal y desde donde se puede disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad. La iglesia de San Francisco y el Palacio de la Bolsa son otros de los puntos imprescindibles. Edificios como la Casa de la Música, museos como el de Serralves o la Escuela de Arquitectura dan fe de la modernidad que también acoge Oporto.
No te pierdas tampoco la estación de ferrocarril de San Bento, con sus más de 20.000 azulejos que narran la historia de Portugal, ni la Casa do Infante, antes de descubrir la Ribeira y Gaia. Disfrutar de la vida, la gastronomía y las bodegas de vino de Oporto junto al Duero es uno de las grandes placeres que esta ciudad, con sus restaurantes, terrazas y rincones, brinda al viajero.
Viaja a Oporto de la forma más sostenible: en tren. Cuentas con un tren internacional entre Vigo Guixar y Oporto, que además tiene parada en Valença, Viana do Castelo y Nine, para que no te pierdas nada.
El paisaje y la vegetación del río Miño te acompañarán en este viaje.