“SEVILLA TUVO UNA NIÑA Y LE PUSIERON TRIANA”, DICE LA SEVILLANA. EL BARRIO HISPALENSE, TAMBIÉN AUTODENOMINADO “REPÚBLICA DEMOCRÁTICA”, SE DESPARRAMA POR LA ORILLA DEL RÍO GUADALQUIVIR CON UNA IDIOSINCRASIA PROPIA. UNA VEZ SE CRUZA EL PUENTE DE ISABEL II, MÁS CONOCIDO COMO EL PUENTE DE TRIANA, SE PALPA SU LEGADO ARTESANO, FLAMENCO Y MARINERO.
Texto: Javier Domínguez Reguero