24 horas en València

Gracias al compromiso de locales y la fascinación que causa en foráneos, en la capital del Turia son conscientes de que el presente −y el futuro− debe ser necesariamente verde.

Texto: Pacho G. Castilla

 

Así se conoce a la mayor lonja de productos frescos de Europa: un edificio modernista, con más de 8.000 m2 y cerca de 300 puestos, presidido por una impresionante cúpula de hierro, cristal y cerámica. Por el Mercat Central de València pasan cada año tres millones de personas, que no solo se detienen en su diverso reportorio de producto de proximidad. Y es que, a su importancia como epicentro gastronómico, se suma la trascendencia turística y urbanística, lo que conforma, junto a la Lonja de la Seda y la Real Parroquia de los Santos Juanes, un triángulo esencial para entender la arquitectura de la ciudad.

En el barrio de Velluters (o del Pilar), llamado así por los numerosos telares de ‘vellut’ (terciopelo) que llegaron aquí a coincidir, se encuentra el Centro de Artesanía de la Comunitat Valenciana, que busca “garantizar la pervivencia de nuestras raíces artísticas y culturales”, como recuerda su director, Miquel Clemades. Un patrimonio de 108 oficios reconocidos y que da fe del “rico entramado artesanal” construido en torno a las Fallas, además de constatar la importancia de la cerámica de Manises, Ciudad Creativa de la Unesco. Productos artesanos, “fuera de serie”, recalca Clemales, que se pueden adquirir en La Botiga de l’Artesania.

“Más que una tienda, es un espacio donde aprender que hay alternativas sostenibles a casi cualquier producto que utilizamos en nuestro día a día”. Así lo afirma Mili Gil, propietaria junto a su hermana Mery, de Hinojo, este bazar ‘zero waste’ que surgió como alternativa a las múltiples opciones de tiendas ‘online’ que trabajan los productos sostenibles para el hogar. En esta tienda es posible descubrir ‘in situ’ las opciones para promover un consumo más consciente y respetuoso con el medioambiente, y comprobar, de paso, “el amor de València por el comercio local, que permite que este tipo de negocios sea posible”, añade Mili.

“Cocinar con lo que tenemos y no con lo que nos gustaría tener”. Esa es la premisa que plantea Ricard Camarena en su buque insignia, que ha logrado situarse entre los 10 restaurantes del mundo que más importancia dan a las verduras. Un espacio, reconocido con 2 estrellas Michelin y 3 soles Repsol, donde confirma que la huerta está en “nuestro ADN desde hace 12 años” y deja bien clara la imperiosa necesidad de que “los proyectos sean sostenibles desde todos los puntos de vista: el económico, la propuesta gastronómica, el equipo humano, los proveedores…”, asegura contundente el chef valenciano. Una cocina basada en la temporalidad y la cercanía, que, por si fuera poco, añade ahora un elemento más: la necesidad de “llegar a un aprovechamiento casi total del producto y tener una merma cero”, precisa Camarena.

Si la principal arteria de València es de color verde se debe a que así lo reclamaron los propios vecinos cuando, a mediados de los años 70, y tras las múltiples riadas que anegaron la ciudad, se opusieron a que el antiguo y peligroso cauce del Turia se reconvirtiera en autopista urbana. Una década después se inauguró allí el parque natural urbano más grande de España, un lienzo de más de 10 kilómetros de largo y con cerca de 40 especies arbóreas, en el que intervinieron urbanistas y paisajistas (el Tramo 11, por ejemplo, fue diseñado por Ricardo Bofill) para convertirlo en el auténtico pulmón de la ciudad, parada urbana imprescindible para quien decida caminar, correr, pedalear o, simplemente, estar.

Tras vivir en Portugal, México y Estados Unidos, la canaria Sara Amador recaló en València para estudiar cocina, y decidió −hace ahora una década− abrir el primer Cycle Café en la que por entonces era “una ciudad llena de posibilidades”. Tomando su nombre del considerado precursor de la bicicleta, Dandy Horse Cycle Café es un lugar “donde sentirse como en casa, y comer y beber con gusto”. De paso, promueven “una vida sana y de amistades” en “una de las ciudades europeas más ideales para usar la bici como método de transporte”, tal y como considera la propia Sara, quien recomienda recorrer el barrio de El Carmen pedaleando, algo que ella suele hacer después de trabajar.

Hace 15 años, los holandeses Daphne Kniest y Wouter Kock aterrizaron en una València que era “un secreto bien guardado”. Se quedaron prendados por “un lugar donde casi siempre sale el sol y se puede ir en bici a todos lados”. Por eso, hace dos años arrancaron con el proyecto de un hotel que busca promover un turismo sostenible y apoyar el mercado local. Para ponerlo en marcha, “pensando en un viajero que se interese por la cultura, disfrute del diseño y valore la cercanía de los productos que consume”, contaron con vecinos de su barrio, Ruzafa, como Estudio Savage, ESEIESA arquitectos o Bluebell Coffee Roasters.

Entre València y Madrid circulan trenes AVE y Avlo que emplean una hora y 50 minutos en su recorrido. También los trenes del servicio AVE circulan entre la capital levantina y Sevilla, mientras que la conexión de València con las capitales del arco mediterráneo, Alicante, Castelló, Camp de Tarragona y Barcelona, se realiza en trenes de los servicios Euromed e Intercity.