La ciudad del Pisuerga atrae este mes todas las miradas con la entrega de los premios de la Academia de Cine española. Los Goya llevarán la magia a una capital con una enorme afición al séptimo arte... y a las deliciosas tapas.
Texto: Ana Franco
El aroma a cacao y a mantequilla se escapa por la puerta de Belaria cada vez que se abre, y atrae irremediablemente a su interior con las artes de la mejor pastelería. En este icono repostero de la ciudad, las pastas de té compiten con las tartas para endulzar a locales y foráneos. Despacha también helados, bocados salados y bollería que elaboran en su obrador de forma artesanal. Quizás los reyes del festín son los bombones rellenos, de seis sabores (coco, trufa, café, nata, licor y avellana). Llevan décadas moldeándolos, volcando en ellos el saber de pastelerías vallisoletanas como El Horno Francés (ya extinta) o Burgueño y Palacios, de la que el abuelo de los actuales propietarios de Belaria, Baltasar Vara, era socio. Su hija, Inmaculada, la heredó, aunque no sabía ni cómo montar nata y, tras formarse, llevó el negocio al éxito.
La tierra ha sido fértil en actores para el recuerdo. Lola Herrera, Concha Velasco, Aurora Bautista, Emilio Gutiérrez Caba, Elvira Mínguez y Agata Lys nacieron a orillas del Pisuerga, en la ciudad que organiza cada año la Seminci, uno de los principales festivales cinematográficos del país. Ahora, la Academia de Cine española ha puesto en valor su trabajo con una muestra gratuita de unas 50 instantáneas que recorren su trayectoria en la Sala Municipal de Exposiciones de San Benito, hasta el 25 de febrero. ‘Castilla y León en los Goya’ captura sobre el papel el buen hacer de estos intérpretes, en un espacio que ha sido sede de PHotoESPAÑA y que sobresale por un programa de fotografía más que interesante. “Qué mejor forma de arrancar estos Goya que con esta muestra de la emoción y el talento que Castilla y León ha aportado al cine español de las últimas décadas”, ha comentado el vicepresidente de la Academia, Rafael Portela.
La arquitectura de hierro del Mercado del Val, junto a la iglesia San Benito el Real, cobija la plaza de abastos de Valladolid y, de igual manera que la zona de la Catedral, llama a esta hora a quienes salen a tapear. Los puestos de alimentación y los gastrobares convocan a los parroquianos en torno a embutidos, empanadas, vinos y croquetas, hasta la medianoche los viernes y sábados. Las mejores banderillas en kilómetros a la redonda las provee el comercio familiar Aceitunas Casimiro Riolobos, donde escoger entre 12 especialidades. “Todas son artesanales, preparadas manualmente por nuestro personal. Siempre estamos abiertos a innovar y a realizar cualquier tipo de banderilla que el cliente nos solicite con antelación”, dicen. El vermú casero de la longeva panadería El Fiel (cuatro generaciones la contemplan) es tan popular como su pan candeal, y en Hoyos se precian de apartar la carne más exquisita (secreto, solomillo, presa, carrilleras…) para preparar las tapas que brindan a sus clientes.
Emilio Martín, propietario y jefe de cocina de Suite 22, espera al comensal en una sala abovedada, en las antiguas caballerizas del céntrico Palacio del Marqués de Castromonte. Tiene preparados varios “Corchifritos”, un pincho con forma de corcho metido en una botella, elaborado con un guiso de cochinillo como base y envuelto en una lámina de patata. Fue el que se llevó el gato al agua en el Concurso Nacional de Pinchos y Tapas de Valladolid en 2020, y resultó subcampeón del V Campeonato Mundial de Tapas del año siguiente. El “Corchifrito” se incluye en los tres menús degustación (entre 38 y 65 euros) que ofrece Suite 22, en los que el chef se divierte con su cocina autodidacta, de mercado y creativa. “Sabor, intensidad, sorpresa, elegancia y mucha ilusión son parte fundamental de nuestros ingredientes”, señala Martín.
En el anuncio oficial de la gala de los Premios Goya 2024, ése en el que un piano cae sobre Ana Belén ante unos horrorizados Javis (Javier Ambrossi y Javier Calvo, presentadores de la ceremonia del 10 de febrero junto a la cantante y actriz), se asoma, silencioso y favorecido, el claustro central del Colegio de San Gregorio, levantado originalmente para los frailes dominicos. No es difícil toparse con él y con su bellísima portada, pues queda a un paso de la catedral. Supone uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura hispano-flamenca de finales del siglo XV, y hoy ejerce como sede del Museo Nacional de Escultura, junto al Palacio de Villena y la Casa del Sol y la iglesia de San Benito el Viejo. Los tres conforman una calle-museo que preserva y da a conocer la colección más representativa y amplia de escultura española. En su haber, piezas que datan de la Baja Edad Media hasta el siglo XX, la colección de madera policromada más importante de Europa, pasos procesionales, sillerías talladas, artesonados y escenografías teatrales entre pinturas de Rubens y Zurbarán.
Miguel Delibes, vallisoletano de pro, paseaba asiduamente por su querido Campo Grande, el parque más extenso de la capital, que tomó como escenario para muchas de sus novelas. Allí, a mano izquierda de la puerta del Príncipe, se colocó en 2020, centenario de su nacimiento, una escultura de bronce a tamaño real de la figura del escritor. El pulmón verde de la urbe es tan idílico como parece, con una alameda principal frondosa, fuentes, pérgolas, un estanque con cascada y agradables senderos para caminar… y perderse.
Bien puntuado en redes sociales, este local, que se bifurca en un comedor y una barra con mesas altas, goza del favor de crítica y público, que valora la cocina de mercado de Manuel Soler y cómo dirige la barra y la sala Esther Ovejero. Si aún quedan ganas de pasar un buen rato frente a platos aparentemente sencillos pero muy cuidados, de base tradicional, La Cocina de Manuel es el lugar. Y si apetece un cóctel, la ruta pasa por El Niño Perdido, donde derrochan, tal y como ellos afirman, “creatividad para ofrecer, cada temporada, una selección de tragos y cócteles diferentes y sorprendentes”.
Trenes de los servicios AVE, Alvia e Intercity enlazan Madrid con la capital vallisoletana en apenas una hora de viaje. También los trenes Avant, Media Distancia de Alta Velocidad, cubren este trayecto en poco más de una hora. El viaje también se puede realizar en los trenes de Media Distancia convencional.
En la app de dōcō, que se puede descargar en Google Play y App Store, se pueden contratar los servicios de Renfe y de Movitaxi, Reby y Karhoo, que ofrecen taxi y patinete eléctrico para complementar el viaje en tren.