Texto: Marta Sahelices
Fotos: Javi Sánchez
El poder de la arquitectura para configurar el paisaje humano es incuestionable. Edificios diseñados con una función específica, la de trasformar el espacio tangible, pasan a formar parte de la memoria colectiva y se alzan cual portavoces de nuestra sociedad y valores. Una dualidad, física y metafísica que en el caso del Centro Niemeyer de Avilés (Av. del Zinc, s/n) es más que evidente. Significante por sí mismo es el conjunto arquitectónico, obra del Premio Pritzker Oscar Niemeyer, arquitecto brasileño que alteró la margen derecha de la ría con un proyecto compuesto por cuatro edificios curvos y articulado alrededor de una plaza, al más puro estilo del ágora clásica.
“Hasta los años 50 todo era una marisma, en la que más tarde se instaló una factoría de acero, desmantelada durante el proceso de desindustrialización de los años 90. A principios de los 2000, coincidiendo con el proceso de reorganización de la zona, proyectado por el urbanista Eduardo Leira, se decide instalarlo aquí, por entonces un espacio yermo”, recuerda Carlos Cuadros Soto, director gerente de la Fundación Centro Niemeyer. No obstante, desde su apertura en 2011, es su prolífica programación multidisciplinar, con más de 200 actividades al año, la que ha conseguido dotarle de significado: acercar al ciudadano la contemporaneidad de forma transversal. “Ese es nuestro superobjetivo”, confiesa este licenciado en Ciencias de la Información. “Aunque nuestra columna vertebral es la programación expositiva, también somos un referente en el resto de artes plásticas, como la fotografía o el teatro”.
Una de las salas de exposiciones pertenecientes al Centro Niemeyer.
Obra del Premio Pritzker Oscar Niemeyer, el Centro Niemeyer alteró la margen derecha de la ría de Avilés debido a sus cuatro edificios curvos.
Una pasarela-mirador peatonal realizada en acero y hormigón une la ciudad con el Centro Niemeyer.
Así como el Centro Niemeyer se percibe como un faro que atrae las miradas hacia Avilés, el lugar donde se iluminan las ideas es la Factoría Cultural (Av. Portugal, 13), que ocupa desde 2010 la antigua fábrica de camisas Confecciones Camino, construida en 1950. “Lo interesante del centro artístico multidisciplinar es que todas las artes conviven en un mismo espacio muy abierto, donde surgen casi de manera natural muchos proyectos y sinergias entre distintas actividades y artistas”, asegura su directora, Anabel Barrio. Salas de exposiciones y ensayos, hornos cerámicos y talleres para artistas plásticos, entre otros espacios, se reparten por el enorme edificio de 4.500 m2, que también acoge la Escuela Municipal de Cerámica, inaugurada hace 40 años en la plaza de Camposagrado, su ubicación primigenia, y fundada sobre los pilares de la alfarería tradicional de Miranda.
Todo tipo de creadores encuentran inspiración –en algunos casos también residencia artística– en la Factoría Cultural, que abarca disciplinas como la música, el grabado, la danza y el diseño. De hecho, una de sus profesoras es la diseñadora asturiana Maite Capín, nominada dos veces a los premios Goya por el vestuario de las películas ‘El crucigrama de Jacob’ y ‘Vamos a volvernos locos’: “Aparte de las clases que imparto aquí, ahora estoy con un proyecto cinematográfico que es muy ‘Juego de Tronos’ y necesito de su experiencia en impresión 3D láser para hacer varias piezas”.
También se encarga Anabel Barrio de coordinar desde la dirección del centro, junto a Angélica García de la galería de arte Amaga, las Noches Blancas (en junio) y Noches Negras (en noviembre), que sacan a la calle y acercan el arte a la ciudadanía, algo que también consigue con sus murales, cada mes de julio, el Festival de Cultura Urbana Focart.
Tres negocios en uno –sala de exposiciones, taller de enmarcación y tienda de Bellas Artes– montó hace medio siglo María de los Ángeles Álvarez en la galería de arte Amaga (José Manuel Pedregal, 4), hoy regentada por su hija Angélica García. “Estamos hablando del año 1973. La primera exposición que trajo mi madre fue de un artista residente en París que estaba teniendo mucho éxito en Francia. Luego muchos artistas locales, como Piñole, Sanjurjo y Caravia, encontraron aquí un sitio más en el que exponer. Era una línea un poco más clásica. Cuando llegué yo en el año 2000 me enfoqué más en el arte contemporáneo”. Ocho exposiciones al año, más dos colectivas –una en Navidades y otra en verano–, componen su variada programación, por la que han pasado piezas de pintores como Tàpies, Broto o Clavé. “Mi madre siempre mezclaba estilos, pero todo súper moderno para aquella época”, explica la actual propietaria de la prestigiosa galería. “La exposición del 50 aniversario fue de Ramón Rodríguez, un avilesino muy relevante en la ciudad, y la del 25 aniversario estuvo compuesta por cuatro carpetas de grabados de Rafael Alberti, cada uno de ellos acompañado de su poema correspondiente”.
La antigua Escuela de Cerámica, reconvertida en sala de exposiciones del Museo de Historia Urbana de Avilés.
En Avilés destacan los balcones de los edificios de su centro histórico, como los del Hotel Alda Palacio Valdés.
En el barrio de Sabugo, se encuentra la estatua de La Monstrua realizada por Juan Carreño de Miranda.
Mucho peso en la ciudad tiene también el noveno arte, como atestiguan las Jornadas Internacionales de cómic Villa de Avilés, que se celebran cada septiembre desde hace casi 30 años. “Han participado en ellas importantes autores internacionales, como el artista clásico Carmine Infantino, el guionista David Micheli o el dibujante de superhéroes George Pérez. También nacionales, como Paco Roca, coautor del mural en el lavadero de González Abarca”, relata Rocío Orraca, propietaria de la librería Noveno Arte (calle de Llano Ponte, 36), especializada en cómic. “Se llaman jornadas porque no son comerciales, tipo ‘Comic-Con’, sino que su actividad principal son las charlas y los encuentros con los autores”, explica. Otro evento cultural reseñable es el Festival de terror, fantasía y ciencia ficción Celsius 232. “Es multidisciplinar y han pasado por él los escritores más punteros, desde George R.R. Martin hasta Joe Hill, hijo de Stephen King”, revela Orraca.
No hay mejor lugar para abordar estos temas desde una mirada artística que el cementerio La Carriona, creado a finales del siglo XIX e integrado en la Association of Significant Cementeries in Europe por su gran relevancia histórica y su belleza estética. Un lugar que destaca por su arquitectura funeraria, con imponentes esculturas que embellecen las lápidas y mausoleos, pero también por su espacio expositivo cicLaC (Carriona, 7), pionero en España por ubicarse en un camposanto. Desde curiosas reproducciones facsimilares de proyectos de panteones hasta elementos audiovisuales, el recorrido está pensado para poner en valor el que es considerado el mayor museo al aire libre de Avilés, una ciudad que vive y muere por el arte.
Carlos Cuadros Soto es, desde 2014, el, director gerente de la Fundación Centro Niemeyer.
La artista avilesina Anabel Barrio es la actual directora de la Factoría Cultural de Avilés.
Desde el año 2000 Angélica García lleva las riendas de la galería Amaga, que fundó en 1973 su madre, María de los Ángeles Álvarez.
Rocío Orraca, propietaria de la librería Noveno Arte, especializada en cómics.