Barcelona, el reencuentro más esperado

DESDE RAMBLAS AL PASSEIG DE GRÀCIA, ES TIEMPO DE REDESCUBRIR LA CIUDAD MEDITERRÁNEA, AQUELLA QUE EN VERANO VIBRA CON SUS FESTIVALES DE MÚSICA Y TEATRO, CON SUS PLAYAS URBANAS Y UN PATRIMONIO, AÚN SECRETO, QUE NI MUCHOS DE SUS VECINOS CONOCEN. ¡HOLA, DE NUEVO, BARCELONA!

Texto: Salvador Llopat

La multitud ha dejado de tener sentido. Más que nunca, Barcelona invita al paseo. A esa hora incierta del atardecer hay poca gente en las calles. Es el momento en que el viento del sudoeste, el Garbí, brisa reconfortante que llega del mar, empieza a soplar Ramblas arriba hasta alcanzar el Passeig de Gràcia, probablemente uno de los paseos más bellos del mundo, señorial y democrático a la vez. Caminar por las Ramblas, con el Garbí de cara, es una delicia. Como lo es perderse sin agobios por los barrios vecinos del Born, Raval y Poble-sec, además de acercarse a las playas de la Barceloneta, el nuevo perfil soleado de la ciudad. Quizá la noche sorprenda paseando, allí donde se multiplican las terrazas de verano, creando un espectáculo inesperado de fraternidad urbana.

 

Las torres venecianas de Montjuic abren paso a grandes atardeceres.

 

En Barcelona, La ciudad de los Prodigios, como la llamó Eduardo Mendoza, todo es posible y todo está al alcance de la mano: “muy cerca”, como nos recuerda Francesc Casadesús; tanto, que el director del festival Grec ha hecho de este “Muy cerca” (Molt aprop) el lema del festival. “Un evento ambicioso, ilusionado y optimista, abierto a todos”.

Las veladas teatrales y musicales más emblemáticas de este certamen veraniego tienen lugar en el teatre Grec (Passeig de Santa Madrona, 36). Un foro singular en la montaña de Montjuïc, imitación del tradicional teatro griego. Se construyó en 1929 para la Exposición Universal, y ahora lo rodean unos magníficos jardines que crean un microclima nocturno.

“Una propuesta como el Grec, con 37 escenarios repartidos por toda la ciudad, es la cumbre del esfuerzo teatral del año y el Grec, como teatro, encaramado en la montaña de Montjüic, es el carismático emblema del esfuerzo”.

Casadesús subraya que no hay en España nada parecido al Grec. “Nuestro festival era un gran secreto, sólo al alcance de los barceloneses. Pero eso ha cambiado. Tenemos espectáculos para todos, incluidos los familiares; conciertos de música, veladas de danza y también de circo. Representaciones de teatro en catalán, por supuesto, pero también en  castellano”.

La biblioteca del Ateneu Barcelones un tesoro poco visitado.

 

Redescubrir el Palacio Savassona

En Barcelona no merece la pena precipitarse, y menos ahora que la ciudad es más que nunca de sus vecinos. Entre kioscos y tiendas de flores, se vive estos días un espectáculo insólito: las Ramblas sin gentío. Los mismos barceloneses, que habían claudicado de su avenida más emblemática, asisten atónitos a su recuperación. “Las Ramblas vuelven a ser el eje cultural de Barcelona”, dice Isona Passola, productora de cine y presidenta del Ateneo Barcelonés, la primera mujer que preside el Ateneo en sus 160 años de historia.

El Ateneo (Canuda, 6), cerca de Canaletas, con su maravillosa biblioteca y su jardín romántico, es otro secreto a voces, solo al alcance de sus socios. O así era hasta ahora: la nueva dirección de Isona Passola quiere facilitar la visita del Palacio Savassona, sede del Ateneo, y para ello organiza visitas guiadas (tel. 933 436 121) para todos. Ya es posible sentarse en su maravill so jardín y visitar las salas donde se formaron Josep Pla, Dalí, Joan de Sagarra y tantos otros…

 

Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. 

 

Una ciudad saludable es caminable

Y todo se hace andando con soltura, porque la ciudad es cada vez más peatonal. “Se han cerrado al tráfico rodado 44 calles en solo un año y se han multiplicado los carriles para bicicleta”, recuerda Olga Subirós, arquitecta, comisaria del pabellón catalán en la Bienal de Arquitectura de Venecia. “Debemos rediseñar Barcelona: las ciudades saludables son ciudades caminables”. 

Nadie sabe cómo será la Barcelona del futuro. El turismo volverá, pero de forma diferente. Lejos quedan de momento esos 12 millones de visitantes que acogió la ciudad en 2019. Un hotel como el Duquesa de Cardona (Passeig de Colom, 12), por ejemplo, al pie del paseo de Colón, ha visto como los extranjeros han desaparecido de sus instalaciones. Sus mayores clientes son ahora los mismos barceloneses.

La caterdral desde la terraza del hotel Duquesa de Cardona. 

Parque de Atracciones del Tibidabo.

Disfrutando del sol en la zona del Somorrostro de La Barceloneta

Barceloneta

Con 422 metros de extensión es una de las más antiguas y con más tradición de la ciudad. Cuenta con una zona de porches donde conviven viejos restaurantes de sabor marinero con los equipamientos necesarios para acceder a la playa.
Distrito Ciutat Vella. Desde la calle Almirall Cervera hasta el espigón del Gas.

Bogatell

Un de las playas más extensas, con 700 metros de fachada marítima. Se puede llegar en autobús y metro, y muchos se acercan hasta aquí a mediodía. Con chiringuitos y restaurantes, es también la playa de los deportes playeros.
Distrito de Sant Martí. Desde el espigón del Bogatell hasta el de la Mar Bella.

Mar Bella

Playa secreta, vecinal por excelencia. Rodeada de parques. La preferida por los habitantes del barrio de Sant Martí, su público más fiel y numeroso. Dispone de un espacio nudista y una base náutica para actividades relacionadas con el mar.
Distrito de Sant Martí. Desde el espigón de la Mar Bella hasta el de Bac de Roda.

El Fòrum

El 3 de julio de este año esta playa futurista, enmarcada por un skyline industrial, con tres chimeneas emblemáticas al fondo, acogerá la mayor concentración de DJ del planeta. Será la octava edición del Barcelona Beach Festival.
Distrito de Sant Martí. Desde el espigón de Prim hasta el límite con el río Besós.

Playa del Fórum. 

La nueva realidad urbana de los barceloneses

Barcelona está cambiando. La podemos mirar desde la cumbre del Tibidabo, su otra montaña, y desde allí contemplar la ciudad girando y girando sin parar desde su histórico tiovivo.

O nos podemos acercar a El Nacional  (Passeig de Gracia, 24 bis), ese almacén reconvertido en crisol del estilo, allí donde se siente, con un coctel en la mano, parte de aquella burguesía inquieta que construyó la ciudad que tenemos ante nuestros ojos. 

Barcelona no se acaba. Pero más allá de sus calles ¿cómo son los barceloneses, en realidad? Jordi Costa, director de exposiciones del CCCB (Montalegre, 5), invita a descubrirlos con la actividad/evento Urban nature, una combinación de exposición y performance interactiva, realizada en colaboración del grupo alemán Rimini Protocol. “Meterse en la piel de otra persona es posible –recalca Costa– gracias a las nuevas tecnologías.

Cada uno de nosotros seremos, durante una hora, desde los amos del Passeig de Gracia a los parias sin techo que pululan por el final de las Ramblas”. Barcelona, efectivamente, Ciudad de los Prodigios. Donde puedes ser quien quieras ser…  Al menos por un rato. 

En El Nacional, conviven diferentes ofertas de restauración

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