De los glaciares al desierto: todo esto se puede hacer en Huesca

LA PROVINCIA ESCONDE UNA NATURALEZA GRANDIOSA, CON RUTAS DE SENDERISMO, PISTAS DE ESQUÍ Y UNA ESTACIÓN DE TREN REPLETA DE LEYENDAS: CANFRANC. PERO LA VIDA EN HUESCA TAMBIÉN RECOGE GASTRONOMÍA LAUREADA Y UNA CULTURA DE VINOS EN PLENO DESIERTO DE LOS MONEGROS.

Texto: Carol López

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido: lagos, valles, gargantas y cumbres de 3.000 metros

En el corazón de los Pirineos, en la comarca del Sobrarbe, los valles de Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta abrazan el Monte Perdido, el macizo calcáreo más alto de Europa. Cañones, gargantas y encantadores pueblos de montaña arrancan mil y una fotos a todo el que se anima a explorar el Parque Nacional. Pero no hay cámara que haga justicia al privilegio a aquel paisaje en vivo. “La naturaleza es abrumadora”, dice Blanca Sáez, modista de la tienda La Retalera y participante habitual del Festival Pirineos Sur. “Es sobrecogedor, con cumbres brutales y un verde increíble. Además de la alta montaña se puede disfrutar de un senderismo muy accesible, con rutas para todos los niveles, incluso principiantes y niños. Es fácil ver marmotas, águilas y carneros”. Presente en todos los rincones, el agua es emocionante; sobre todo en el verano, por el deshielo. Sáez destaca los neveros, las cascadas y los ibones, lagos glaciares de gran valor ecológico. “Afortunadamente están protegidos”, celebra Blanca. “No se puede nadar ni navegar, pero son un espectáculo para la contemplación”.

+PLANES ALREDEDOR... Cerca de la estación de esquí de Panticosa, los ibones de Sabocos y Asnos son dos parajes idílicos. El ascenso –parte a pie, parte en telecabina– brinda panorámicas alucinantes del Valle de Tena.

‘Árboles como arqueología’: hacia rutas salvajes y atardeceres mágicos

Poco más de una hora separa los glaciares de los páramos, el vuelo de los buitres del aullido de los lobos y las cumbres nevadas de Ordesa de la estepa de los Monegros. Las estampas del desierto californiano encuentran su viva réplica en este yermo que se extiende hacia el valle del Ebro, donde la naturaleza más agreste se sacude el polvo con las ventiscas del Cierzo. En la cima de una loma, la instalación de ‘land art’ ‘Árboles como Arqueología’ (en la foto), de Fernando Casás, propone una reflexión acerca de la rusticidad del territorio. Ocho grandes monolitos de granito acompañan a dos olivos centenarios que habitan este paisaje presuntamente inhóspito desde hace siglos. Al atardecer, el cielo se tiñe de rosa dando lugar a un instante mágico. Es la sensibilidad de un arte que se funde con el paisaje más crudo.

+PLANES ALREDEDOR... Recorrer a caballo o en bici los barrancos de Jubierre. Alojarse en el excéntrico Hotel Cueva Tardienta, con zona para el avistamiento de ovnis. O dejarse llevar por los latidos hipnóticos de la electrónica en el festival Monegros Desert, que este verano celebrará su 29ª edición.

Vinos del Desierto: el ADN de los Monegros en una botella

Veranos abrasadores, inviernos gélidos, una lluvia casi inexistente y las rachas frías y secas del Cierzo dan al paisaje de los Monegros un carácter único en el mundo. Y también a los vinos que allí se producen. Los contrastes se perciben en cada sorbo de un producto que transmite la identidad de “una tierra seca y cuarteada, inundada con aromas a tomillo y romero”, dice Fernando Mir (en la foto), artífice de la bodega El Vino del Desierto. Mir es la tercera generación de una familia dedicada al cultivo de la vid que ha decidido apostar por el medio rural recuperando el proyecto de sus antepasados. Una iniciativa de enoturismo que permite a quien visita la zona “tocar la tierra, sentir la energía de nuestras cepas y beberse nuestros Monegros”, dice Mir.

+PLANES ALREDEDOR... Tan de aquí como los mallos y los viñedos, la trenza de Almudévar es un dulce que hay que probar sí o sí. Hecha con hojaldre y frutos secos, tiene tanta solera como la catedral, la muralla musulmana o el parque de Miguel Servet. Todo un reclamo local.
 

Centro de Arte y Naturaleza (CDAN): Arte contemporáneo entre viñedos y rocas fabulosas

El paisaje y el arte se retroalimentan en una inagotable espiral de creatividad en el Centro de Arte y Naturaleza (CDAN). Situado a las afueras de Huesca y rodeado de viñedos, fue impulsado por el pintor José Beulas al donar a la ciudad un centenar de obras de su legado. El edificio, proyectado por Rafael Moneo, se inspira en los Mallos de Riglos, unas singulares formaciones geológicas situadas a pocos kilómetros. Esta interpretación del paisaje local en clave contemporánea se materializa en un delicado juego de curvas y rectas de hormigón ocre, emulando la tierra que lo acoge. El espacio, coronado por un poético lucernario en forma de nube, dialoga con la naturaleza circundante y alberga en su interior una colección de arte que incluye –junto a la obra de Beulas– piezas de Dalí, Miró, Francis Bacon, Picasso, Antonio Saura, García Paredes y Juan Gris.

+PLANES ALREDEDOR... El Casino, sede del Festival Internacional de Cine de Huesca, es un edificio modernista con renovado auge cultural. Dentro se halla el Café del Arte, ideal para disfrutar de un concierto o una tarde de naipes y tertulia.
 

 

Cerámica de Bandaliés: jugar con la arcilla como un niño en la comarca de la Hoya

Sin saberlo, el alfarero Raimundo Abió inventó una táctica de ‘marketing’ que ha logrado que un oficio a punto de extinguirse permanezca vivo: “Decidimos que la entrada de los turistas a nuestra tienda fuera por el taller. El torno no deja a nadie indiferente”. Hoy, la alfarería Abió e Hijos –la misma en la que el abuelo de Raimundo aprendió a manejar el torno– es la única que sobrevive de las 36 que hubo en Bandaliés. “Cuando la gente viene sin prisas, solo hay que preguntarles si quieren probar para que corran a ponerse el delantal y a sentarse en el torno”. Raimundo reivindica la vuelta a lo rural, el valor de las cosas sencillas. “En las grandes ciudades no eres más que un número. Huesca y sus pueblos aún mantienen el ambiente cordial y una forma de vivir apacible. Se ve hasta en los críos”. Como todos los del pueblo, que se pasan las tardes del invierno jugando con el torno de los Abió. “¿Qué mejor juguete que darle a un niño un trozo de arcilla?”, dice el artesano.

+ PLANES ALREDEDOR... Contemplar –sin aglomeraciones ni colas– el Salto del Roldán, dos inmensas moles de piedra en el Alto Aragón a las que se llega a través de una carretera estrecha y sin pintar. En los días claros se ve a lo lejos el Moncayo de Teruel.
 

Pasarelas de Montfalcó: adrenalina entre bosques de pinos y madroños

En una región que es destino obligatorio para escaladores, montañeros y senderistas como es Huesca, el camino natural que conecta Montfalcó y Montrebei –este último, un desfiladero en la provincia de Lleida– es una ruta que no debe dejar de recorrerse. Por su espectacularidad, por las vistas inigualables de la sierra, por la dosis de aventura que asegura… Eso sí: no es apta para senderistas con vértigo. A lo largo de sus más de 4 kilómetros de recorrido –y con desniveles acumulados que alcanzan los 440 metros de altitud–, la ruta atraviesa barrancos, puentes colgantes sobre frondosos bosques de pinos, olivos y madroños, angostos senderos horadados en la piedra y el rudimentario artificio que le da nombre: unas estrechas pasarelas de madera ancladas en la roca que desafían el ansia de aventura zigzagueando hacia el cielo. Algunos tramos de pasarela salvan desniveles verticales de hasta 50 metros.

+ PLANES ALREDEDOR... Antes de comenzar la ruta, desvíate 10 minutos hasta la ermita de Santa Quiteria y San Bonifacio. Esta modesta construcción románica situada en un alto ofrece una panorámica espectacular sobre el embalse de Canelles.
 

 

Canfranc: un viaje en tren al pasado y ‘tobogganing’ en los Pirineos

Hace poco más de un siglo, en 1921, comenzaban las obras de la Estación Internacional de Canfranc, un monumental complejo ferroviario creado para comunicar España y Francia a través de los Pirineos. De vital interés estratégico durante la Segunda Guerra Mundial, este edificio de cristal, hierro y hormigón armado supone uno de los hitos de arquitectura industrial más apabullantes de la Península. Precisamente, su colosal envergadura fue uno de los elementos que complicaron su gestión. Eso y la rotura de un puente en el lado francés llevaron a que el tráfico del tren internacional se suspendiera en la década de los setenta del siglo pasado. Actualmente se trabaja para reabrir la línea ferroviaria de alta montaña Zaragoza-Canfranc-Pau y para rehabilitar como hotel el edificio central de viajeros. Está previsto que bajo su icónica cúpula un vestíbulo dé acceso a la nueva estación. Atravesarlo será como un viaje en el tiempo.

+PLANES ALREDEDOR... A un paso, el monasterio de San Juan de la Peña en Jaca y la nieve de Candanchú: 50 km de pistas para el esquí, el ‘snowboarding’, el ‘nordic walking’ y el descenso en trineo conocido como ‘tobogganing’.
 

Centro Budista Dag Shang Kagyü: desconexión total para conectar con uno mismo

En el prepirineo, a dos kilómetros del pequeño pueblo de Panillo, hay un lugar que respira la atmósfera y espiritualidad del Tíbet: el centro budista Dag Shang Kagyü, fundado en 1984. Un complejo de retiro y estudio –se puede visitar previa reserva (dskpanillo.org) – salpicado de estupas blancas, un templo, un molino de oraciones, una casita de velas, fuentes y esculturas coloristas. Todo en este singular paraje promueve “el cuidado de nosotros mismos, de los demás y de nuestro entorno”, dicen los lamas Yudron y Shezanglos, que guían sesiones de meditación –‘online’ y presenciales– desde el centro. La comunidad recibe regularmente la visita de grandes maestros budistas de la escuela Vajrayana y acoge retiros y cursos de ‘mindfulness’, taichí, yoga, ‘chi-qung’… Un programa de “enseñanzas centradas en la dimensión espiritual y dirigidas a conectar con nuestra naturaleza básica”, dice el maestro Drubpon Khenpo, que este mes de febrero transmitirá sus sesiones en vivo desde su monasterio en Nepal.

+PLANES ALREDEDOR... Acercarse hasta Graus para probar su mítica longaniza. Un sencillo y delicioso manjar a base de magro, panceta y tocino de cerdo que cada productor local sazona según su receta particular: con anís, oloroso, pimienta, orégano, nuez moscada… ¿Lo mejor? Catarlas todas.
 

Lanuza: un pueblo de ensueño y música en un escenario flotante

Es, para muchos, el pueblecito más bonito de Huesca. Situado en el Valle del Tena, en la comarca del Alto Gállego, un grupo de casitas de piedra con contraventanas de madera y tejados de pizarra al borde de un pantano ofrece desde la orilla opuesta una estampa de postal. Detrás de Lanuza, la afilada silueta de los Pirineos y algunas de sus cumbres más escarpadas dan a la panorámica un aire romántico y de misterio que parece propio de otra época. El pueblo fue desalojado en la década de los 70 del siglo XX para construir un embalse que no llegó a cubrirlo del todo. Solo algunas casas quedaron sumergidas, y desde los años 90 sus vecinos se han afanado en reconstruir poco a poco cada calle, recuperando su evocadora arquitectura de montaña, sus tradiciones y su espíritu. El primor con el que cada primavera florecen las macetas que cuelgan de los balcones de las casas simboliza que hoy Lanuza está más vivo que nunca.

+PLANES ALREDEDOR... Lanuza acoge cada verano el Festival de las Culturas Pirineos Sur, con su espectacular escenario flotante sobre el pantano. Fuel Fandango, La M.O.D.A, Rozalén, Goran Bregovic y Ara Malikian son los cabezas de cartel de la edición que se celebrará en julio.


 

RESTAURANTES Y TIENDAS DESTINO

 

Pukkel

Este restaurante pone a Huesca en el mapa de la gastronomía saludable. “Hay un público cosmopolita que está conociendo la cocina creativa a través de las redes sociales y también la quiere en su ciudad”, dice Mikel Rico, copropietario. Su plato ‘Huerto’ es una crema de apionabo con verduras en texturas y tierra de setas que escenifica el compromiso con el sabor y la estética.

Del Parque, 3. pukkel.es

 

 

Tatau

Callizo, Trasiego, La Goyosa y Espacio N son restaurantes que no hay que dejar de visitar en la región. Igual que Tatau: un bistró de alta cocina de barra y tapas con estrella Michelin comandado por el chef Tonino Valiente.

Azara, s/n. tatau.es

 

 

 

La Confianza

Fundado en 1871, en este ultramarinos se despachan especias y legumbres a granel –como los boliches del Pilar–, bacalao, castañas de mazapán y Piropos, un apreciado caramelo local. “Como decía mi padre, aquí no se vende, aquí se atiende”, explica Maria Jesús Sanvicente, veterana del equipo y tercera generación de La Confianza. Está decorado con frescos y conserva el suelo de baldosa, los mostradores y las vitrinas del XIX. Solo faltaría pagar en pesetas.

Plaza Luis López Allué, 8. ultramarinoslaconfianza.com



 

Dos horas y 15 minutos emplean los trenes Ave en el trayecto Madrid-Huesca. En la estación de la capital oscense se pueden alquilar vehículos para llegar hasta las estaciones de esquí de la provincia. Desde Barcelona se puede llegar a Huesca combinando trenes Ave y de Media Distancia.