La playa de El Portil, donde como recuerda Juan Antonio Morales “este invierno hemos podido asistir al nacimiento de una nueva playa, que incluso recibió la bendición del párroco local”.
El infinito nace
en las playas
de Huelva
Más de 120 kilómetros de arenales casi vírgenes se extienden a lo largo de la costa onubense. Bañados por la luz dorada del sol, aquí mar y dunas se funden en un paisaje de belleza interminable.
Texto: PACHO G. CASTILLA
Isla Cristina, una playa lineal continua que cambia de nombre según el acceso: El Hoyo, El Perdigón, La Casita Azul o Islantilla.
Para Juan Ramón Jiménez, nacido en Moguer (Huelva) “la mar” de su tierra no era azul, sino blanca. Un color que alude a la trascendencia, que resume la eternidad. Y es que el Atlántico dibuja en esta tierra rica y versátil playas inabarcables que se llegan a teñir del color más puro bajo un cielo desafiantemente abierto. Rincones con personalidad propia, tal como asegura el onubense Juan Antonio Morales, doctor en Ciencias Geológicas: “Todas las playas de España se disponen sobre rocas consolidadas, excepto las de Huelva, formadas por arena infinita y que se desarrollan de forma lineal a lo largo de decenas de kilómetros”.
Atardecer en una de las playas más famosas de España, Matalascañas, perteneciente a Almonte y una de las puertas al Parque Nacional de Doñana.
Vista aérea de la playa de la Fontanilla, situada entre la de Mazagón y la de Rompeculos. En esta última se pueden “disfrutar unos paisajes tan impresionantes que hasta han rodado allí anuncios publicitarios”, recuerda Morales.
“Todas las playas de España
se disponen sobre rocas
consolidadas, excepto las de Huelva formadas por arena infinita”
Turistas toman el sol durante un día de verano en la playa de Isla Canela, de “un alto dinamismo al estar situada en la desembocadura del Guadiana”, dice el experto.
Hasta 60 kilómetros, como las que se despliegan entre la unión de las rías del Tinto y del Odiel y la desembocadura del Guadalquivir. Una costa de la que surge Matalascañas, arropada por “la presencia de las ruinas de una torre almenara del siglo XVII” –precisa Morales–, y por el Parque Nacional de Doñana, que cuenta con “el cinturón de dunas eólicas más extenso de Europa”, recuerda el experto. A tan solo 30 km, y tras el interludio que concede la playa de Castilla (virgen, y con dos torres almenaras que proporciona a veces “un paisaje post-apocalíptico que recuerda a la escena final de ‘El planeta de los simios’”, dice Morales), se alcanza la playa de Rompeculos. “Allí cada sombrilla se separa de la siguiente por al menos 20 metros”, precisa el geólogo. Un rincón que sirve de prólogo antes de alcanzar la tranquila y no tan masificada Mazagón, al este de la capital, y a solo 10 km del puerto del que zarpó Colón.
El paisaje cambia si uno dirige sus pasos a la costa occidental onubense. Aquí las playas “se desarrollan en lo que fueron cadenas de islas-barrera, frente a las del centro de la provincia, que se sitúan al frente de acantilados”. Un tramo del que destacan la “amplia” Punta Umbría, las “dinámicas” de El Portil, la poliédrica Isla Cristina –que cambia de nombre según el acceso (El Hoyo, El Perdigón, La Casita Azul o Islantilla)–, o la “cambiante” Isla Canela, en Ayamonte. Situada en la desembocadura del Guadiana, debido a “los cambios de posición de los bajos arenosos esta playa es completamente diferente de un año a otro, de una semana a otra”, precisa el catedrático de la Universidad de Huelva. Aquí se sitúa una de las esquinas de España y el desenlace de un recorrido por una tierra que marcó, a su vez, el punto de partida de quienes, desde aquí, decidieron explorar nuevos mundos, aventurándose a navegar por una “mar blanca” cuyo final no podían siquiera intuir.
Vista aérea del atardecer sobre la playa de Matalascañas.
La playa de Torre del Río de Oro, situada en los límites de Almonte y Palos de la Frontera, donde se alza una torre almenara declarada Bien de Interés Cultural.
El paisaje cambia en la costa
occidental y las playas “se
desarrollan en lo que fueron
cadenas de islas-barrera”
El onubense Juan Antonio Morales, doctor en Ciencias Geológicas.
En las Marismas de Isla Cristina, es la única salina andaluza de recolección 100% artesanal. Además, aquí se puede disfrutar de un baño revitalizante en su lago de magnesio, conocido por sus propiedades cardioprotectoras y relajantes.
Ctra. A-5150, Km. 4. Pozo del Camino. Isla Cristina.
Este edificio del siglo XVIII, restaurado por la familia Jiménez en 1885, se convirtió en Casa Museo cuando concedieron el Nobel al poeta de Moguer. Actualmente acoge la Fundación Juan Ramón Jiménez, además del legado de quien es uno de los autores más importantes de la literatura española del siglo XX.
Juan Ramón Jiménez, 10, Moguer.
Fundada hace 250 años por una familia riojana, es famosa por su vino naranja, su vermú... y por ser la bodega en activo más antigua de España.
Osario, 2, Moguer.
En la actualidad, cerca del 95% de los kilómetros que recorren los trenes de Renfe lo hacen alimentados con energía eléctrica de origen 100% renovable.