LNuevos parques y enclaves forestales, jardines que se renuevan, espacios de biodiversidad y rincones de urbanismo verde. La capital persigue ser cada vez más habitable, amable y sostenible..

La nueva configuración de la Plaza de España conecta enclaves como el parque del Templo de Debod, Madrid Río, la plaza de Oriente, el Palacio Real y jardines de Sabatini.

 

Texto: Carol López
Foto: Carlos Luján

Una nueva circunvalación rodeará Madrid en los próximos años. Arco Verde, bautizado como la “M-60 verde”, será un anillo forestal poblado por plantas, animales y humedales que bordeará la capital, conectando con la red de transporte público y la de carriles bici. Más de 540.00 árboles y un trazado de 200 km de caminos vetados a los coches son los datos más elocuentes de este cinturón ecológico trazado al hilo de los ríos Manzanares, Jarama y Guadarrama. Con Arco Verde, Madrid encamina sus pasos tras la estela de ciudades europeas punteras en urbanismo verde, como Londres con el Metropolitan Green Belt o Amberes con el Green Ring.

En 2050, el 70% de la población mundial vivirá en grandes urbes. Hay que repensar las ciudades y la manera en que las habitamos para hacerlas más amables y sostenibles. Hay que cuestionar la hegemonía del asfalto y dejar que la vegetación y la pequeña fauna se abran paso en calles y plazas. Madrid está en ello. Bajo estas premisas trabajan María Barceló y Xoan Pérez, arquitectos y paisajistas de Studio MIX y autores del parque de Santiago Cordero en el barrio de Tetuán. “Es un pequeño oasis urbano que invita a relajarse, jugar, charlar con los vecinos y disfrutar del paso de las estaciones”, dicen. Este vergel entre edificios satisface la carencia de verdor de uno de los barrios más densamente poblados de Madrid. “Congrega áreas de juegos, un gran banco que sirve para sentarse y para jugar… Todo entre árboles de hoja caduca que dejan pasar el sol en invierno y generan un microclima de frescor en verano. Y con un pavimento permeable que recoge el agua de lluvia para reutilizarla para el riego”. Es más que un parque: es un proyecto que genera oportunidades de convivencia, de ocio, de relax y de sostenibilidad en pleno centro.

Palacio Nuevo, una de las edificaciones que conforman la Finca o Quinta de Vista Alegre, jardín histórico, de principios del XIX, declarado Bien de Interés Cultural.

El resurgir del río Manzanares

En la misma línea se expresa José Pérez, jefe de la zona verde Madrid Río-Parque Lineal del Manzanares. Un espacio que ha vuelto a poblarse de ánades, garzas reales, cigüeñas blancas e incluso alguna nutria, especies que habían desaparecido del río en su momento más decrépito. Hoy es una zona verde consolidada que ha dado un vuelco al aspecto de la capital en ese punto crítico –hace dos décadas gris, triste e inerte– donde el Manzanares se cruza con la M-30. Madrid debe aspirar a “poblarse de nuevas zonas naturalizadas que requieran poca conservación”, dice Pérez. “Es necesario que cambie la mentalidad de los ciudadanos. No es viable que un parque esté siempre igual, porque la naturaleza fluye”. Hay que cambiar la manera de mirar la ciudad y “dar más importancia a la funcionalidad desde el punto de vista humano y menos a la estética”.

“Los árboles son organismos vivos con un proyecto vital más largo que el nuestro”, asegura Miguel Ángel Nuevo, profesor del Grado en Paisajismo de la Universidad Rey Juan Carlos. “Son un bien a preservar que aporta la mayor parte de sus beneficios en su madurez. Tanto racional como emocionalmente, que la ciudadanía tome conciencia del valor de los árboles de sus ciudades es la mejor noticia que podríamos recibir”, concluye.

 

El palacio de Cristal de Arganzuela, invernadero y jardín botánico junto al río Manzanares, levantado en el que fuera antiguo matadero municipal.

 

Arquitectura industrial, espectáculo vegetal

Pérez y Nuevo coinciden en proclamar el potencial del patrimonio verde como elemento didáctico y espectacular. Así ocurre con la colección del Palacio de Cristal de la Arganzuela, joya de la arquitectura del hierro y gran caja de sorpresas botánicas. Esta antigua instalación del matadero municipal alberga una apabullante colección de 9.000 plantas de climas tropicales, subtropicales y desérticos: cactus y suculentas de Australia y California, un drago canario, orquídeas de Madagascar, ficus de Sri Lanka… Fondos de un exótico vergel que crecen cada año con la llegada de especies desde todos los rincones del planeta.
 

Renovados jardines históricos

Jardines de los Palacios de la Finca Vista Alegre, en el distrito de Carabanchel.

Parque de la Gavia, pulmón verde del Ensanche de Vallecas, inaugurado a finales de 2021.

El nuevo Parque de Santander, en el distrito de Chamberí, con más de 55.000 m2 de zonas verdes.

Inaugurado en 2004, el parque Cuarto Depósito abarca una enorme explanada en terrenos del Canal de Isabel II, junto a la Plaza de Castilla.

En mayo de 2021 abrió al público la Finca Vista Alegre, quinta de recreo del siglo XIX declarada Bien de Interés Cultural que fue escenario de la vida social durante décadas. Sus siete hectáreas visitables incluyen un jardín romántico, surcado por una ría que brota de una rocalla, y otro neoclásico, compuesto en torno a tres fuentes y presidido por un cedro centenario. “Es una satisfacción ver la vida que tiene hoy la villa, con vecinos que pasean, turistas, niños que contemplan los peces de la ría, buscan al búho real o se encuentran con alguno de los erizos que viven en la finca”, describe Beatriz Vicente, arquitecta y responsable de las obras de rehabilitación. Un reducto de historia, paz y belleza en el ajetreado Carabanchel. “Allí la ciudad moderna desaparece; coches y ruido quedan atrás, y todo invita a entregarse al paseo entre fuentes, palacios y jardines”.

Junto a recientes enclaves verdes como Plaza de España, los parques de la Gavia, Santander y Cuarto Depósito o el Bosque Metropolitano, la nueva generación de parques y jardines satisfacen poco a poco la necesidad de más pulmones verdes, más sumideros de carbono y más reservas de biodiversidad que reconforten la ciudad. Movimientos de activismo de barrio como el de los vecinos de Puente de Vallecas impulsan proyectos para mejorar el arbolado y crear nuevas zonas verdes. El reto es que Madrid atesore más árboles, más textura vegetal, más suelos de tierra que recojan el agua de la lluvia… Apostarlo todo al verde.

Personas que “miran al cielo de Madrid”

María Barceló y Xoan Pérez, de Studio MIX, responsables del parque de Santiago Cordero, “un pequeño oasis urbano” en el barrio de Tetuán.

José Pérez es responsable de la zona verde Madrid Río-Parque Lineal del Manzanares, junto a la M-30.

La arquitecta Beatriz Vicente, responsable de la rehabilitación de la Finca Vista Alegre.

Miguel Ángel Nuevo es conservador de espacios ajardinados y profesor del Grado en Paisajismo de la Universidad Rey Juan Carlos.

Las estaciones madrileñas de Chamartín Clara Campoamor y Puerta de Atocha Almudena Grandes son origen o destino de la mayor parte de las conexiones AVE y demás servicios de Alta Velocidad que Renfe pone en circulación cada día: Ourense, Burgos, Sevilla, Málaga, Barcelona, València, Alicante, León, Valladolid. Los destinos situados más allá de las líneas de Alta Velocidad tienen continuidad hasta y desde Madrid gracias a los intercambiadores de ejes que facilitan la circulación de trenes de Larga Distancia desde la Cornisa Cantábrica, Galicia o Andalucía. También Madrid es punto de partida y llegada de los servicios de Larga Distancia que conectan Extremadura, Almería o Jaén con Madrid.

 

En la app de dōcō, que se puede descargar en Google Play y App Store, se pueden contratar los servicios de Renfe y de Movitaxi, Reby y Karhoo, que ofrecen taxi y patinete eléctrico para complementar el viaje en tren.