Hay ciudades que crecen a lo alto. Otras se estiran a lo ancho. Y algunas deciden basar su progreso en la facilidad para despertar continuamente el interés, siendo conscientes, además, de que su riqueza –y no solo cultural– pasa por no olvidar su herencia y estar atentos a todo lo nuevo.

 

Texto: Pacho G. Castilla

Murcia escribió buena parte de su historia junto a la del pueblo manchego. Mira de reojo a Andalucía. Podría haber sido valenciana. Y nunca ha querido ocultar que, tiempo atrás, hasta hablaba “el más bello catalán del mundo”. Aunque eso sí, respira, sobre todo, aire del Mediterráneo. Quizás por eso la capital de esta pujante tierra, que fue morisca antes que cristiana, está acostumbrada a mostrarse heterogénea y es ahí donde encuentra la razón de su riqueza.

Una ciudad que presume de haberse convertido en “un hervidero de creatividad, esfuerzo y garra”. Así lo atestigua la arquitecta Laura Ortín, señalando que ese “torrente” proviene, sobre todo, del mundo del arte. Laura decidió formarse en València, en Madrid… y en Bruselas, con la intención de contar con “una perspectiva más amplia del mundo”, pero regresó a su ciudad natal para materializar su identidad profesional y personal: “Volver me facilitó la posibilidad de conciliar, gracias a la red familiar con la que cuento y a que, aquí, la escala urbana es más amable”. Es representante de una buena oleada de arquitectos con debilidad por lo local y con proyección universal. Nombres como Blancafort y Reus, los estudios XPIRAL, Santa Cruz, MAGICARCH o el tan solicitado Manuel Clavel. Este último, ha logrado que desde Miami hasta Dubái se fijen en su trabajo, como uno de sus últimos edificios en Murcia que parece sacado de la mismísima ciudad de Las Vegas: Odiseo (Avenida Juan de Borbón, 224), el último centro gastronómico y de ocio de la ciudad.

La arquitecta Laura Ortín

Historia recuperada y nuevos edificios

Catedral de Murcia.

Edificio anexo de la Casa Consistorial.

Patio Árabe del Real Casino de Murcia.

Estos profesionales amplifican el patrimonio de Murcia, donde, desde hace siglos, ya confluían, por ejemplo, una obra cumbre del barroco español, su Catedral (Plaza del Cardenal Belluga), y el icónico Real Casino (calle Trapería, 18), construido a mediados del XIX y donde se reúnen elementos modernistas con un patio inspirado en los salones reales de la Alhambra granadina. Nada menos. Pero el capital arquitectónico de la ciudad fue aumentado con el paso de los años. Gracias a grandes nombres de la arquitectura, como Rafael Moneo –quien firmó en los 90 la ampliación de la Casa Consistorial (Plaza del Cardenal Belluga, 4)– o Juan Navarro Baldeweg, quien ya en los años 80 remodeló un histórico edificio del siglo XVIII, los Molinos del Río Segura, para convertirlo en Museo Hidráulico (Calle Molinos, 1).

La recuperación de edificios de interés arquitectónico busca aquí convertirse en norma. Una voluntad que, además, se está aprovechando para que algunas edificaciones sean el refugio donde se encuentre la cultura contemporánea. Así ocurre, por ejemplo, con el antiguo Cuartel de Artillería (Calle Cartagena s/n) o con la Cárcel Vieja (Avda. General Primo de Rivera, 2), inaugurada hace apenas unos meses. “Es fundamental que las ciudades se construyan desde el rescate de los edificios que tengan un valor histórico y arquitectónico”. Quienes así lo defienden son Miriam Hernández y José Ángel Rodríguez. Ambos artistas decidieron crear el estudio creativo Número 26, que definen como “un espacio físico y mental creativo multidisciplinar, donde trabajamos en diversos campos, como el interiorismo, el diseño gráfico y de producto, editoriales… utilizando un lenguaje en el que intervienen arte, artesanía, diseño, experimentación y las culturas urbana y popular”. Eclecticismo es, de nuevo, la palabra que más se podría repetir.

Estos artistas, a la hora de sugerir por dónde transita la vanguardia murciana, dirigen su mirada multidisciplinar a las propuestas artísticas “imprecisas, abiertas y trasversales” del Espacio Incógnita (Calle Siervas de Jesús) y, sobre todo, del Centro Párraga, ubicado también en Cuartel de Artillería, “un must en la programación artística de la ciudad”, como así lo considera Carolina Parra, propietaria de la Galería T20 (Calle Victorio, 27).
 

El arte como medida de todo

 

El Centro Párraga, Centro de Cultura Contemporánea de la Región de Murcia.

Carolina estudió arte en su Murcia natal y en Roma, hasta que en el año 2000 abrió, junto con Nacho Ruiz, su galería. Una trayectoria cosmopolita que la coloca como voz más que autorizada para constatar que en la ciudad “pasan muchísimas cosas a nivel de creación. La forma de hacerlo diferente se debe a nuestra condición de periferia, que te aleja de crear en ciertas líneas preestablecidas”, asegura la galerista, que aconseja detenerse en la obra de artistas como, por ejemplo, Sonia Navarro, María Carbonell, Fod, Miguel Fructuoso o grupos como Crudo Pimento o Second.

“Murcia ni es grande ni pequeña, lo que posibilita cierta libertad, pero también una relación familiar con la ciudad y sus gentes”. Lo constatan Silvia Marte y David de Flores, de La Cámara Roja (Calle Luis Fontes Pagan, s/n), “la casa de la fotografía”, un proyecto artístico que se hizo realidad en Vistabella, “un pueblo dentro de la ciudad”. O “un escenio”, como lo define a Silvia Marte, recordando que el término se empezó a utilizar a principios de siglo para aludir a ese proceso orgánico que permite que “diferentes profesionales se reúnan un el mismo lugar y se pongan a crear de forma paralela”.

Porque Vistabella – concebido como ciudad jardín a finales de los años 40– es, hoy por hoy, “el barrio más interesante y en boga de la ciudad”, donde se asientan arquitectos, artistas, ilustradores, músicos, actores, bailarines, fotógrafos… dispuestos a definir “una nueva Murcia”. No la única, claro, porque, como asegura Laura Ortín, “hay muchas Murcias”. Tantas, seguramente, como las que provoque la curiosidad de quienes viven en un lugar único, ya que tan solo aquí, y como recuerdan Miriam Hernández y José Ángel Rodríguez, es posible comprobar cómo “la ciudad se funde con la huerta”. De la vanguardia hasta el origen.

Carolina Parra y Nacho Ruiz.

Silvia Marte y David de Flores.

RESTAURANTES

 

Polea

En pleno barrio del Carmen y con un compromiso más que evidente con el entorno y la tradición, Pepa Villa y Alberto Pardo ponen en valor el producto local (salazones del Mar Menor, arroz de Calasparra, espárragos de Barranda, cerezas y peras de Jumilla, coliflor de Cartagena, tupinambos de La Hoya…).

Calle Almohajar, 2. Tel. 868 96 69 88.

 

 

Mercado de Correos

El aperitivo y el tardeo tienen cita obligada en otro edificio de interés arquitectónico –la antigua sede de la oficina de Correos y Telégrafos, concebido en 1930 por el arquitecto modernista Pedro Muguruza– que se recuperó hace cuatro años para albergar el primer mercado gastronómico de Murcia.

Calle Pintor Villacís, 3. Tel. 680 877 640. mercadodecorreos.com

 

 

AlmaMater

Aquí practican, como reconoce su chef Juan Guillamón, “una cocina clásica de buenos sofritos y fondos”, donde manda el producto regional, pero “con mente abierta al incorporar matices de otros continentes”. Una propuesta cosmopolita, que acaba de conseguir su primera estrella Michelin.

Calle Madre de Dios, 15. Tel. 868 069 557.
almamatermurcia.com

 

 

 

Local de Ensayo

David López Carreño revisa el recetario y los productos murcianos (zarangollo, hueva de mújol o chato –cerdo– murciano), reservando un capítulo más que destacado a la riqueza micológica de esta tierra. Todo ello en un espacio acogedor que huye del protocolo para explorar una “cocina con corazón”.

Calle Policía Ángel García, 20. Puente Tocinos. Tel. 968 247 054. localdensayo.com

 

 

TIENDAS

 

Broken Finger

Recurriendo a una moda sostenible, la diseñadora Miriam García decidió trasladar la esencia de un fanzine digital a la que es su segunda línea. De ahí que en sus prendas ‘vintage’ y serigrafiadas de forma artesanal también se hable de cine serie B, cómics un tanto bizarros o ‘punk’.

Calle Cánovas del Castillo, 17. Tel. 635 011 441. brokenfinger.es

 

 

 

 

La Madrugada

Esta impoluta panadería (y obrador) de autor esconde mensajes que recuerdan tanto a la materia que usan, como al proceso de creación y a las sensaciones. Además, Javier Moreno consigue un riquísimo pan murciano, elaborado con harina de trigo duro, un cereal antiguo que otorga menos sal y más sabor.

Calle Salvador de Real, 1, esquina carretera de San Javier, Beniaján (Murcia).

 

 

 

Sé feliz y come fruta

Es el mejor escaparate de la riqueza de la huerta murciana. Regentado por Pedro (Perico) Ortín, este curioso puesto de frutas y verduras, situado en la primera planta del Mercado de Abastos de Verónicas, suministra a algunos de los mejores restaurantes de la región.

Calle Plano de San Francisco, 10b. Tel. 610 798 732. sefelizycomefruta.com

 

 

 

La Lechera de Burdeos

Esta quesería se ha hecho un hueco en el panorama gastronómico, hasta tal punto de que en no pocos restaurantes especifican que aquí se selecciona su tabla de quesos; su afinador Alberto Hernández tiene parte de responsabilidad. Es un buen lugar donde probar el característico queso de Murcia, que se sumerge en vino tinto durante su curación.

Calle Plano de San Francisco, 10. Tel 968 227 205. lalecheradeburdeos.com

 

 

A Murcia se puede viajar desde Madrid en los trenes del recién inaugurado servicio AVE. Desde y hasta Chamartín - Clara Campoamor circulan dos trenes diarios por sentido que emplean 2 horas y 45 minutos en su recorrido y realizan parada en las estaciones de Orihuela y Elche. Otros cuatro trenes diarios tienen origen y destino en Puerta de Atocha. Realizan paradas intermedias en Orihuela, Elche, Alicante, Villena, Albacete y Cuenca. El tiempo de viaje para este recorrido, que implica más paradas, es desde 3 horas y 25 minutos.