San Sebastián, al amparo del mar  

DESDE EL MONTE URGULL HASTA LA CONCHA, EL AGUA MANDA PODEROSA EN TODO DONOSTIA, CON EL CANTÁBRICO DE FEROZ GUÍA POR EL QUE DEAMBULA SU GASTRONOMÍA Y SUS COSTUMBRES. AHORA, UNA INSTALACIÓN ESCULTÓRICA DE LA ARTISTA CRISTINA IGLESIAS VUELVE A RECORDAR EL IDILIO DE ESTA CIUDAD CON LA NATURALEZA Y LOS MARES.

 

Texto: Txema García Crespo

Amanece y ruge el Cantábrico en el Peine del Viento: el agua asciende con ímpetu por los sifones creados por Eduardo Chillida en colaboración con el arquitecto Peña Ganchegi. El temporal muestra toda la fuerza del mar en el extremo occidental de San Sebastián en esta escultura integrada en la costa, bajo el monte Igueldo. Ambos, emblemas de una ciudad que ahora resulta amable, pero que surgió como plaza fortificada y ha vivido cientos de asedios a lo largo de los siglos, y en los que el agua siempre ha mandado de un modo u otro.

San Sebastián hoy son sus 180.000 habitantes, tres hermosas playas, un ensanche romántico, los urbanos barrios de Gros y Eguía, los parques de Cristina-Enea o Aiete, los jardines de Alderdi Eder y el Palacio de Miramar... Pero no siempre ha vivido mirando a la costa la pacífica y bella Easo, como se llamaba en época romana, pues en un principo se limitaba a un cuadrado de calles en lo que es ahora la parte vieja.

El Peine del Viento es un espectáculo en los días de temporal.

Los tiempos cambian y, desde hace más de un siglo, Donostia lanza un homenaje constante a su vecino más preciado: el agua. El último ejemplo es Hondalea, la pacífica instalación de la reconocida escultora Cristina Iglesias en el faro de la isla de Santa Clara. Una pieza excavada en bronce en el interior de la Casa del Faro que habla de geología, ecología y bravura de las aguas. “Este es un proyecto que se conecta con la defensa de la naturaleza, y de los mares y sus costas. Un espacio de reflexión donde el agua fluye con un ritmo inspirado en los cambios de las mareas y la fuerza de las olas en las cavidades marinas”, explica la artista. La instalación escultórica, inaugurada este pasado verano, recrea los estratos geológicos de los acantilados, sobre los que el agua recrea el ritmo de las mareas para transportar al visitante a las profundidades del tiempo. Hondalea significa en euskera “abismo en el mar” o “fondo del mar”, un término contradictorio para aludir a una obra que se encuentra en un faro, fuente de luz. Su proceso de creación se puede conocer, además, en una exposición en el museo San Telmo.

La obra de Cristina Iglesias habla también de la comunicación y el diálogo que siempre ha existido entre San Sebastián y el Cantábrico, como barrera protectora natural. “Desde su origen, la villa nació en un abrigo defensivo natural, porque estaba protegida por el monte Urgull a su espalda y el mar a izquierda y derecha. Sólo necesitaba un lienzo de muralla, el que mira al Sur”, comenta Susana Soto, directora del Museo de San Telmo, el más antiguo del País Vasco.

Cristina Iglesias ante la instalación que ha diseñado en el interior del faro de la isla de Santa Clara.

 

El legado de Serafín Baroja y el Aquarium

Desde Hondalea, un barco lleva al visitante de regreso al puerto. Allí se encontrará con los arrantzales, los pescadores que proveen de género a los restaurantes de la ciudad. El euskera, la lengua vasca, está presente en la vida diaria de la ciudad, alternado en tabernas o en los elegantes comercios del centro romántico. “Podemos decir que San Sebastián es la capital urbana del euskera”, comenta el escritor donostiarra Ramón Saizarbitoria, uno de los clásicos modernos en lengua vasca. Frente a la creencia de que el euskera es una lengua rural, ligada al carlismo, Saizarbitoria reivindica la labor impulsora de los liberales de finales del XIX, entre ellos Serafín Baroja, tío del escritor, “que combinaban el uso de la lengua vasca con el castellano, y fomentaban el teatro e incluso la ópera en euskera”.

Serafín Baroja, hombre inquieto y algo juerguista, no pasó a la posteridad por sus obras literarias sino por llamar al frontón jai alai (fiesta alegre), término por el que es conocido en América, sobre todo en Miami. Y por denominar a los jardines de La Concha Alderdi Eder (lugar hermoso). La euskaldunidad de San Sebastián impregna todo: calles, parques y playas, aunque la etimología de su monte emblemático, el Urgull tenga origen gascón, pues gascones fueron los primeros habitantes de la ciudad. Después de recorrer el puerto, el recorrido hídrico arrastra también al Aquarium, al que se accede por el Museo de Ciencias Naturales, que alberga un impresionante esqueleto de ballena de 1835.

 

El mirador de la calle Puerto ofrece unas agradables vistas del muelle, la isla y La Concha.

 

El acuario es la propuesta más lúdica de este complejo museístico que tiene su origen en la Sociedad Oceanográfica de San Sebastián, fundada en 1908, lo que da una idea de la vinculación de la ciudad con el mar. Cuenta con 31 piscinas con centenares de animales marinos de todos los mares. Entre todas ellas se destaca el Oceanario, un tanque de más de 1.500.000 litros de agua, con más de 40 especies de peces. Este acuario está atravesado por un túnel 360º que permite unas vistas espectaculares desde el interior, que da la sensación de que el visitante se encuentra en el fondo del mar.

El puerto de San Sebastián conserva el sabor del barrio de pescadores original.

 

Las primeras anchoas del mercado

Cuando se bordea el monte Urgull por el paseo nuevo, de nuevo con espectaculares vistas al Cantábrico, se llega de nuevo a la parte vieja, donde aparece el Astelena 1997, uno de los restaurantes de referencia, que reivindica el producto kilómetro cero (y del mar). El chef de Astelena 1997 (Euskal Herria Kalea, 3), Ander González, es otro de esos cocineros que ha saltado a la televisión, con el popular programa A bocados de ETB.

“Mi restaurante está a 20 metros del mercado de La Brecha. Somos un restaurante de producto, sabemos cuando ha entrado anchoa, el primer bonito, tenemos acceso al mejor pescado. Tenemos la suerte de que tenemos el mar y la huerta cerca. En mi restaurante tengo kokotxas al pil-pil, merluza en salsa verde, cosas supertradicionales que están porque tienen que estar, porque son de aquí, como la bandera de la Real Sociedad”, aclara con humor.
 

Surfistas en la playa de la Zurriola.

 

Los jinetes solidarios de las olas

Un paseo por la San Sebastián marina puede terminar en Sagüés, en el barrio de Gros, disfrutando del espléndido atardecer frente a la playa de la Zurriola, en una de las terrazas del extremo oriental de la ciudad, bajo el monte Ulía, en compañía de los últimos surfistas. Entre ellos, Xavier Curto, responsable de Surfrider, ONG integrada por amantes de este deporte que vela por la calidad del agua marina. “Llevamos 30 años, desde que se fundó en Biarritz, concienciando contra la contaminación en el mar: 50 grupos de voluntarios en toda Europa, con 2000 personas participando de un modo u otro”, explica. Su último proyecto, un monitoreo de la calidad de las aguas a través de una banda que llevan los surfistas en la pierna que revelará la contaminación a la que están expuestos durante horas.
Los herederos de los arrantzales reflejan el cambio que en la relación con el mar vive San Sebastián: los jinetes de las olas son los salvadores de un ecosistema en peligro por el cambio climático y el impacto medioambiental de la globalización.
 

La terraza del hotel Abba, al lado del Urumea

TERRAZAS

Lasala Plaza Hotel

Impresionante azotea con vistas sobre los tejados de la ciudad, la bahía, el puerto, hasta Igueldo. La terraza del Lasala Plaza cuenta con solarium, chill out y restaurante. Merece la pena probar, en las alturas, su desayuno Rooftop.
Plaza Lasala. Tel. 943 547 000. lasalaplazahotel.com

Villa Favorita

Ubicada en un recién inaugurado hotel, que acoge la última villa del XIX que quedaba en pie en La Concha, la terraza de Villa Favorita es un mirador exclusivo y único a la bahía de San Sebastián, donde degustar las sugerencias del restaurante Amelia, una estrella Michelín.
Zubieta, 26. Tel. 843 931 111.

Urgulleko Polboriña-El Polvorín de Urgull

Para llegar a esta impresionante vista de San Sebastián desde Urgull hay que estar en forma: sólo se accede andando después de 20 minutos de subida. Informal, joven, diferente, imprescindible, El Polovorín de Urgull compensa el esfuerzo de la ascensión.
Monte Urgull.

LABe

Esta es la terraza hipster de la ciudad. Ubicada en la quinta plaza del Centro Cultura Tabakalera, está vinculada a un restaurante que es también laboratorio grastronómico, que ofrece experiencias culinarias a muy buena relación calidad-precio.
Plaza de las Cigarreras, 1, piso 5. Tel. 676 450 580.
 

RESTAURANTES

Rekondo

En torno a una mesa, un fogón o unas brasas transcurre el tiempo en este restaurante, desde que Txomin Rekondo lo fundó en 1964, en las faldas de Igueldo. Su evocadora gastronomía y magnífica bodega, hacen de Rekondo lugar obligado. No perderse su carpaccio de carabineros.
Paseo de Igeldo, 57. Tel. 943 212 907. rekondo.com

Saltxipi

Restaurante veterano, con la tercera generación preparando el relevo, que tiene en el txangurro a uno más de la familia. La parrilla es seña de identidad de este establecimiento que se encuentra en una agradable casa en Gros.
Calzada Vieja de Ategorrieta, 3. Tel. 943 323 310. saltxipi.com

Kokotxa

Desde el propio nombre, la evocación marinera del restaurante abre las puertas a una oferta basada en dos menús: uno, vinculado a la oferta diaria en el mercado; otro, con una propuesta estable. Cuenta con una estrella Michelín.
Campanario, 11. Tel. 943 42 19 04. restaurantekokotxa.com

Abakando

Ubicado en el barrio del Antiguo, el más reciente de la selección, cuenta con una piscina vivero de marisco en la cocina que permite ofrecer un género de primera, en una relación calidad-precio que lo convierte en un referente en la capital donostiarra.
Avenida de Tolosa, 37. Tel. 943 245 490. abakandoss.com
 

Donostia/San Sebastián cuenta con dos trenes diarios por sentido con Barcelona, con paradas en Zaragoza, Lleida y Tarragona; 4 trenes diarios por sentido con Madrid (2 directos y 2 con enlace), un tren diario a Galicia y otro a Lisboa.