Vista panorámica tomada desde una de las bellas gargantas de este entorno natural, formaciones que aquí pueden llegar a alcanzar hasta los 100 metros de altura.
Texto: Texto: Pacho G. Castilla
Barrancos, cascadas, pendientes de vértigo… Y unas aguas turquesas como hilo conductor. Son las hoces del río Cabriel, un territorio que comparten la Comunitat Valenciana y La Mancha y donde la presencia humana es anecdótica. Por eso, aquí se encuentra uno de los bosques de ribera mejor conservados de la Península. Chopos, sauces, cañas, juncales... que se confunden con formaciones de pino blanco (carrasco), especie que “de alguna forma ha colonizado toda la cuenca del Mediterráneo”, precisa Federico Martínez, técnico en educación ambiental, quien recuerda también que “en la zona de Requena, tenemos los robles más antiguos de la provincia de València”.
En la provincia de Cuenca se encuentran los Cuchillos de Contreras, formaciones de roca caliza que, debido a la erosión, se han afilado.
Los bosques de ribera arropan el Cabriel, uno de los ríos más limpios de Europa.
El águila culebrera, una de las habituales aves rapaces que habitan las Hoces del Cabriel.
En estos rocosos riscos de acceso complicado, la cabra montés –que cede su nombre al río y al parque– ha encontrado su hábitat natural. En las aguas de este afluente del Júcar, que se abre paso entre gargantas y barrancos, la nutria comparte su dominio con la loina (o madrilla del Júcar), “una especie en peligro de extinción”, recuerda Martínez. Levantando la vista, el cielo congrega la mayor representación de aves rapaces de la Comunitat Valenciana (águila real, águila perdicera o búho chico), que cohabitan con garzas, cormoranes y pequeños pájaros migratorios en este ecosistema único y diverso declarado ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves).
Detalle del espectacular plumaje del águila culebrera
En el parque natural valenciano, el río logra formar un perfecto meandro semicircular en la Hoz de Vicente.
Con “las aguas del Cabriel como eje vertebrador” y el descenso de su sinuosa corriente como “la actividad estrella”, precisa Martínez, para contemplar hoces como las del Rabo de la Sartén, la de Vicente y la del Purgatorio, lo ideal es realizar una ruta de senderismo circular con parada en tres miradores, como el de la Fonseca, desde donde parte.
La cabra montés, que ha encontrado su hogar en este parque natural.
El río Cabriel se abre paso a través de las rocas calizas y margosas del entorno.
La nutria, que hace años regresó a las aguas del Cabriel tras estar al borde de la extención.