Piedra y viento, Parc Natural dels Ports

LOS RISCOS DE ESTE RINCÓN DE LA PROVINCIA DE TARRAGONA INSPIRARON A PICASSO. LÓGICO, PUES AQUÍ HAY BOSQUES QUE PERMANECEN CASI VÍRGENES Y MACIZOS DE CALIZA DONDE SERPENTEAN CUEVAS Y POZAS. SI HABLAMOS DE FAUNA, LA CABRA HISPÁNICA TIENE EN ESTAS LINDES UNO DE SUS MAYORES FEUDOS.

Texto: Rosa Alvares

 

El paraíso existe, y un jovencísimo Pablo Picasso encontró el suyo a finales del siglo XIX en las montañas cercanas a Horta de Sant Joan, un pequeño pueblo de Tarragona en tierras del Ebro, donde descubrió un paisaje que cambiaría para siempre su percepción de la belleza. Durante un mes, aquel espacio hipnótico le llevó, de día, a dedicarse a pintar sus riscos; de noche, a refugiarse en una cueva para dormir. “Mis emociones más puras las he experimentado en un gran bosque donde, a los 16 años, me retiré para pintar”, escribiría años después. “Todo lo que sé lo aprendí allí”.

A pesar del tiempo que ha transcurrido, el Parque Natural dels Ports (o de Los Puertos, como se prefiera) sigue sorprendiendo a quienes lo recorren, como explica Albert Baijet, guía de senderismo y “baños de bosque” en Ports Experience: “En mi primera visita, quedé maravillado por un espacio natural casi virgen. Hay zonas que están igual que hace 200.000 años, sin huella de actividad humana. Eso lo que lo convertía en lugar ideal para reencontrarse con la naturaleza en su estado más puro”.

Entre la Cordillera Prelitoral Catalana y el Sistema Ibérico, con 35.050 hectáreas de superficie, Els Ports se extiende por las comarcas catalanas del Baix Ebre, el Montsià y la Terra Alta y se prolonga por Teruel y Castellón. “Aquí se alza el pico más alto de la provincia de Tarragona, el Monte Caro, de 1.441 metros. Y al tratarse de un macizo cárstico con predominio de roca caliza, todo el terreno está lleno de cavidades como cuevas, pozas y simas modeladas por el agua”, apunta Baijet, que recomienda un paseo por la Cueva del Vidre, las Rocas de Benet y el Tossal de los Tres Reyes, punto geodésico a 1.300 metros de altitud donde confluyen las tres provincias que conforman el parque.

La ruta de los Estrechos de Arnes, que discurre siguiendo el cauce del río, es una de las más sencillas de este Parque Natural.

La diferencia de paisajes sorprende gracias a los dos climas de Els Ports, el mediterráneo en su vertiente sureste y el continental en la zona interior: “Dentro de su riqueza geobotánica (con cerca de 1.300 especies), destacaría la Viola de Agua, planta carnívora endémica muy delicada y de gran belleza”, apunta el experto. Para una experiencia inolvidable, Baijet recomienda el hayedo del Retaule (donde contemplar el Pare Faig, un haya de más de 300 años, y el Pi Roig, pino de más de 500 años, catalogado como árbol monumental) y los teixos milenarios del Marturi, acompañados por un guía conocedor del territorio dada su difícil ubicación.

Desde las alturas del mirador del Monte Caro, se puede disfrutar de la espectacular belleza del Delta del Ebro.

La fauna tampoco nos dejará indiferentes: “Este es el hábitat natural de la cabra hispánica; también se ven corzos, jabalíes, nutrias, zorros, martas, garduñas o gatos salvajes. Las rapaces son características de sus cielos, siendo fácil contemplar buitres leonados, quebrantahuesos, águilas reales, alimoches, azores, halcones peregrinos y búhos reales. Y entre los invertebrados, hay coleópteros que figuran en la lista de especies protegidas, como la mariposa isabelina o la libélula Macromia splendens”. Es un escenario privilegiado para amantes del senderismo, con seis rutas de gran recorrido y otras muchas más asumibles, cerca de la montaña y también próximas al mar.

Albert Baijet no se perdería la Vía Verde de la Val de Zafán, que va desde Alcañiz hasta Tortosa, pasando por numerosos túneles y viaductos: “Y otra ruta imprescindible es la del Monte Caro, un periplo de gran belleza que, en un día claro, permite ver del Mediterráneo a los Pirineos. O los pueblos de Arnes y Horta de Sant Joan, fronterizos con la comarca del Matarraña, en Teruel”. El viaje concluye justo donde lo inició aquel joven Picasso que se dejó cautivar por geométricas montañas que darían paso a formas cubistas capaces de recordarle siempre su particular paraíso natural.

Tarragona está conectada con Barcelona por trenes de Alta Velocidad que emplean apenas media hora en el recorrido. Desde Madrid, también el servicio Ave conecta a diario con Tarragona. También entre las dos capitales circulan los trenes de regionales de Renfe. Dos horas y media emplean desde Madrid los trenes Ave que llegan hasta Camp de Tarragona. Además, Tarragona cuenta con trenes directos desde, Alicante, València y Castellón, y desde Burgos y Valladolid.