Imponentes saltos de agua. Carreteras que serpentean entre bellos paisajes. En este impresionante entorno de rico patrimonio natural, la naturaleza vibra.

El viaje por Ayala comienza en el espectacular salto del Nervión, de 222 metros –el mayor de España y segundo de Europa–.

 

Texto: Txema García Crespo

La toponimia es reveladora. Así que no extraña que cuando querían acceder a la meseta los habitantes de la comarca de Ayala, al norte de Álava, llamaran Sierra Salvada al impresionante farallón de 400 metros que rodea este señorío que solo se “salva” por un par de puertos de sinuosas curvas. Ayala (‘Aiara’ en euskera) precisamente es “singular, diferente, por ese corte de 600 metros de desnivel que protege al valle en su extremo sur”, en palabras de Jon Aspuru (@jonbakio), fotógrafo y amante de la ‘mountain bike’, buen conocedor del enclave.

La salida de una ruta que intente abarcar lo mejor de este espacio de larga historia, rico patrimonio y bellos paisajes comienza en Orduña, última estación del Cercanías que sale de Bilbao y también parada del Alvia que viene de Madrid a la capital vizcaína. El primer destino es el desfiladero de Delika, para llegar a la caída de la cascada del Nervión, de 222 metros de altura, el salto de agua más grande de la península. Es un paseo sencillo, entre hayas y robles que acaba por el mismo cauce del río encañonado entre intimidantes muros de caliza. Un dron ascendería desde la base hasta el comienzo del salto en unos pocos y vertiginosos minutos, pero el viajero ha de desandar sus pasos, tomar el coche y tras salvar la sierra por el puerto de Orduña, llegar al monumento nacional del Monte Santiago y asomarse al inquietante mirador desde el que se contempla la caída del río sin ver su final.

Las aguas del río Delika atraviesan el desfiladero de su nacimiento.

La cuna del Canciller y la gran robleda

La Robleda de los Sueños, donde 28 artistas han pintado sobre la corteza de los árboles.

El embalse de Maroño es el siguiente enclave fluvial que ofrece Ayala en el camino hacia el norte del valle. Una estrecha carretera lleva a esta pequeña laguna, lugar de esparcimiento de los vecinos del valle y poca gente más. Porque este lugar que fue señorío con fuero propio, ahora comarca alavesa, es el perfecto desconocido. Y eso que es la cuna del canciller Don Pero López de Ayala, autor del Rimado de Palacio (s. XIV), una de las grandes obras de la lengua castellana.

El canciller residía en Quejana, en un espléndido complejo de monasterio, capilla, palacio y torre, en un lugar apartado del mundo, al que se accede tras cruzar un puente de piedra sobre el río Izalde, único paso al recinto. Hoy parece perdido en el fondo de una hondonada, pero hace 600 años era un referente en el Camino Real de Sopeña que unía la meseta con el valle. No hay que dejar de visitar los sepulcros en alabastro del Canciller, su esposa, doña Leonor, y los padres del canciller. Bellísimas obras, recién restauradas, únicas en el País Vasco, procedentes del taller de Ferrand González en Toledo. Muy cerca, a un par de kilómetros, otra aportación creadora se presenta en el recorrido, en este caso una muestra de ‘land art’: La Robleda de los Sueños, un pequeño bosque donde 28 artistas han ilustrado las cortezas de los árboles.

El territorio del txakolí

 

Los numerosos viñedos convierten a Ayala en la cuna de la Denominación de Origen Txakoli de Álava.

 

“Ya que estamos en Quejana, no podemos dejar de visitar la ermita de Etxaurren desde la que se contempla una de las mejores panorámicas de Ayala”, sugiere Jon Aspuru. Desde Etxaurren ya se ve el valle en toda su plenitud, con verdes praderíos salpicados de viñedos de txakoli, y se sugieren la villa de Artziniega y el santuario de La Encina, al norte.

Artziniega, sobre una colina, recibió la carta puebla en 1272, de manos de Alfonso X ‘El Sabio’, y sus habitantes nunca simpatizaron con el canciller y su familia. Ya se sabe, la clásica pugna del burgués con el noble. Se conserva como si no hubiera pasado el tiempo, con un casco histórico de villa clásica y torres reveladoras de su historia. A las afueras, se halla el santuario de la Encina que cuenta con uno de los retablos más interesantes de todo el País Vasco. Una obra gótico-flamenca más, muestra del excelente patrimonio que atesora el Señorío de Ayala.

Santuario de la Encina, junto a la villa de Artziniega.

 

Notas para el cuaderno de viaje...

 

El conjunto monumental de Quejana formado por monasterio, capilla, torre y palacio.

El tasugo (o tejón) es una de las especies animales del Valle de Ayala.

La villa de Artziniega conserva su entramado medieval.

Para llegar al Valle de Ayala, hay que ir hasta Vitoria en tren, que está conectada con las principales ciudades de España, como Madrid, San Sebastián, Barcelona o Bilbao. En Castilla y León, sus principales puntos de conexión son Valladolid, Salamanca y Miranda de Ebro. Además, Renfe ofrece conexión desde ciudades como Sevilla, Málaga haciendo transbordo en Madrid, o desde València, pasando por Castellón o Zaragoza.