La plaza de Cervantes está en el corazón de Alcalá de Henares. En ella desembocan importantes calles de la localidad como la de los Libreros, la de los Cerrajeros y la de las Escuelas. Foto: Ayto-Alcala-de-Henares

Llegar a Alcalá de Henares toma solo 45 minutos desde Madrid. Por lo tanto, el tiempo no es excusa para no desplazarse a la antigua Complutum, cuna de Miguel de Cervantes (1547-1616) y primera ciudad universitaria de la era moderna. El Cercanías o el turístico Tren de Cervantes le acercan a una encantadora ciudad con muchos lugares de interés.

La universidad y el centro histórico de Alcalá son uno de los cinco lugares Patrimonio Mundial de la Unesco en la Comunidad de Madrid. Fundada en 1499, la universidad fue un proyecto educativo novedoso para la época, inspirado en los centros de París, Salamanca, Lovaina y Bolonia, que aglutinó las ideas renacentistas y humanistas de Europa. Durante los siglos XVI y XVII fue el principal foco educativo y por sus aulas pasaron maestros y alumnos de la talla de Antonio de Nebrija, Ignacio de Loyola, Lope de Vega, Quevedo y María Isidra de Guzmán, la primera mujer que ostentó el grado de doctora en Filosofía, allá por el siglo XVIII. Los otros lugares distinguidos por la Unesco son el Monasterio y Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, el Paisaje de la Luz, en la capital, el Paisaje Cultural de Aranjuez y el Hayedo de Montejo, declarado Patrimonio Natural.

El epicentro de Alcalá es la calle Mayor, que con sus 396 metros está considerada como la calle con soportales a ambos lados más larga de Europa. En ella hay dos lugares en los que detenerse unos minutos: el Museo Casa Natal de Cervantes, que reconstruye el edificio donde nació el escritor, y el Hospital de Antezana, del siglo XV, que hoy alberga el Museo de la Medicina del Siglo de Oro. En las cercanías de esta calle se encuentran restos de las sinagogas que había en la ciudad y el Corral de Comedias (1602), un museo-teatro donde aún resuenan las obras de Cervantes y Calderón de la Barca.

Dos símbolos de la ciudad: El Patio de Villanueva, dentro del recinto universitario, un claustro de estilo herreriano (1618), y la calle Mayor, con soportales a ambos lados. Fotos: Palacio Villanueva: AdobeStock. Calle Mayor: Hugo Fernández.

 

En el siglo XXI, el visitante puede imaginar cómo era la ciudad porque hay cuidados restos de lo que fue el foro y dos edificios visitables: la Casa de los Grifos y la Casa de Hippolytus. En la primera, destacan pinturas murales en habitaciones, cuyos protagonistas son los grifos, seres mitológicos mitad águila, mitad león. Y en la segunda, que albergaba un colegio de jóvenes, destacan mosaicos con escenas de pesca e inscripciones con el nombre del autor: Hippolytus.

Otras paradas obligadas son el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, con restos procedente de las excavaciones arqueológicas realizadas en la Comunidad, y la muralla medieval, una construcción del siglo XII que llegó a tener 7 puertas y 22 torres.

Cerca de Alcalá se extiende la Alcarria madrileña, una comarca con lugares por descubrir. En Nuevo Baztán se debe visitar el Palacio de Goyeneche (siglo XVIII), obra del arquitecto José Benito de Churriguera; en Loeches, el panteón de los Duques de Alba, y en Olmeda de las Fuentes, disfrutar de sus parajes campestres.

El paseo despierta el apetito del viajero. Alcalá de Henares está entre los destinos gastronómicos más atractivos de la Comunidad. Cervantes también está presente en la culinaria alcalaína: guisos, sopa boba y duelos y quebrantos, que aparecen en la dieta sabatina de Don Quijote. Y no se olvidan en la carta de la Hostería del Estudiante del Parador, ni en la de Eximio by Fernando Martín, que actualiza los platos más tradicionales.

Y de postre, la repostería local: rosquillas, almendras garrapiñadas (receta del siglo XVIII) elaboradas por las monjas del Convento de las Clarisas de San Diego, los penitentes (cucuruchos de barquillo bañados en chocolate y rellenos de almendras) y la costrada de Alcalá, una tarta a base de merengue y crema pastelera. Un dulce final.

Una actividad con niños en el Museo Casa Natal de Cervantes. Foto: Ayto-Alcala-de-Henares. Comunidad de Madrid

 

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