Tenor Viñas, 9.
Esta diseñadora podría haberse dormido en los laureles de su apellido (la histórica casa de moda Furest), pero prefirió crear su propia marca en 1996, y desde entonces ha logrado un sello reconocible con un estilo que emplea materias rudas en prendas delicadas. La piel procedente de Italia es su elemento fetiche, “porque gana encanto y matices con el tiempo”. La artesanía, la arquitectura y la sostenibilidad forman parte del discurso de una pionera del minimalismo barcelonés.
Tenor Viñas, 1.
De todas las terrazas de Galvany la más disputada es la de esta cafetería en chaflán, que permite una visión privilegiada de los vecinos en su ruta (con sus hijos, con sus auriculares, con sus 'corgis') hacia el parque. El chef Romain Fornell y el empresario Hugues de Montfalcon lideran un grupo de restauración –con otros locales como Épicerie o Caelis– que ofrece una curiosa mezcla franco-catalana de bares de ostras, cocina marinera, menús ligeros y un ambiente muy 'chic'.
Johann Sebastian Bach, 15.
Josep Casamitjana fue uno de los primeros barceloneses enamorados del modernismo de Le Corbusier, Saarinen o Aalto. Abrió su tienda de mobiliario en 1918, cuando el interiorismo era todavía solo una profesión, no un 'hobby' con pedigrí. Pronto fue importando a la plana mayor del diseño europeo: Cassina, Vitra, Artek, Thonet, Louis Poulsen, siempre atento al talento local: Santa & Cole, Marset, Sancal. La cuarta generación custodia también la colección familiar privada de piezas históricas.
Pau Casals, 6.
Si pudiéramos echar un vistazo a la agenda de contactos de este salón encontraríamos a lo más granado de la 'gauche divine' barcelonesa. Tres hermanos (Víctor, Eva y José) abrieron su primer local en 1995, y entendieron perfectamente lo que necesitaban las clientas: ligereza y sencillez. Los tratamientos orgánicos son la especialidad de un equipo que ha dejado atrás el cliché de frivolidad del sector. Un pelo sano es, por el contrario, buena salud y un ancla de identidad.