Texto: Mario Suárez
José Abascal, 61.
Restaurantes de cocina latina hay muchos, pero pocos que aúnen lo mejor de los sabores de cada país: de los tacos de las calles de Tijuana a los platos de los mercados de abastos de Bogotá o las hayacas de Caracas. Chicharrones, tiraditos, ensaladas de mango... Qué delicioso todo para arrancar una velada, pues el cierre lo pone la nueva coctelería que incorpora: El Patio. Un viaje por los tragos tradicionales del otro lado del Atlántico con el sello del ‘bartender’ Daniel Font. Hay mucho ingenio y tropicalismo, mucho sabor, que es de lo que se trata.
Zurbano, 59.
Más de diez años lleva Julio Zhang no solo como gran embajador de la cocina de su país en España, sino también como pionero en dar a conocer y posicionar la alta gastronomía china, capaz de mezclar un jamón ibérico con sopa Laksa o de crear un ‘foiesabi’. Algunos de sus plantos son tan populares que, aunque muchos lo copien, nadie podrá igualar su oreja de cochinillo estofada y glaseada con satay agridulce o los ‘dim sum’ rellenos de cangrejo y el ‘jin jiao’ de cerdo ibérico y gamba seca.
Paseo de Eduardo Dato, 13.
El entrecot más famoso del mundo solo puede ir acompañado de una de las salsas más ricas de la gastronomía europea: la salsa Café de París, de casi un siglo de historia. Tercer local en Madrid de este restaurante con origen en Ginebra que viene a quitar fuegos artificiales a esa cocina efímera que viste la ciudad recientemente. Aquí solo se viene a comer un plato: lomo de vaca de gran calidad, fileteado sobre la mítica salsa secreta de Monsieur Boubier, ensalada y patatas fritas. Suficiente y delicioso reclamo, además de coctelería y unos postres, ay, los postres...
Fortuny, 34.
Hay lugares que llevan en el mismo nombre parte de la historia de una ciudad. Este palacete de estilo francés del siglo XIX es un claro ejemplo de cómo unos muros pueden esconder tantas vivencias de la alta sociedad madrileña. Bajo la inspiración del universo del artista Mariano Fortuny y Madrazo, este ilustre edificio acoge cuatro espacios para entrar a mediodía y salir de madrugada: un restaurante de cara mediterránea, un club selecto y privado, una coctelería y una terraza cubierta.