Begur, un mundo
nuevo en el viejo
continente

 

Texto: Federico Puigdevall / Nuria Claver

Enclavada en lo alto de un peñasco al que no alcanza la humedad del Mediterráneo, esta hermosa y singular localidad de la Costa Brava posee un notable conjunto de mansiones indianas. Un magnífico patrimonio arquitectónico que guarda muchos secretos.

 

Fachada posterior de la Casa Pere Roger, con una doble galería mirando al jardín, uno de los elementos más emblemáticos de Begur.

En el trencadís del marco de la puerta de la Casa Paco Font se advierte la influencia del modernismo.

En la reja que da a la calle de la Casa Vicenç Ferrer Bataller se pueden leer las iniciales del propietario (V.F.B.).

“Son casas
con mucha
personalidad,
de gran calidad
arquitectónica
y
artística”

 

Son obra de los indianos, aquellos vecinos de Begur (Girona) que emigraron a América a mediados del siglo XIX y que regresaron trayendo consigo no solo grandes fortunas; también nuevos modos de entender y de vivir la vida. Estos ilustres nuevos empresarios cruzaron el Atlántico en busca de un futuro próspero y, además de financiar y construir escuelas y hospitales, asilos y balnearios, empresas e industrias, levantaron para sí, llegados a su tierra, majestuosas mansiones con grandes galerías porticadas, adornadas con frescos, esculturas y piezas de artes decorativas. Todas contaban con un elemento que las identifica: un amplio jardín adornado con especies exóticas y grandes palmeras.

Edificadas entre 1860 y 1910, estas viviendas contaban con las más lujosas innovaciones de su tiempo, como agua corriente, luz eléctrica, calefacción, teléfono y cocheras. Además, incorporaban espacios entonces nada comunes: salas de billar, gabinetes para fumadores, salones para jugar a las cartas… “Son casas con mucha personalidad y de gran calidad arquitectónica y artística”, asegura Anna Castellví Becerra, autora del libro ‘El llegat indiá desaparegut’ (Ed. Efadós) y coordinadora de la Red de Municipios Indianos de Cataluña. Aunque todavía hoy el 95% de este rico patrimonio está en manos privadas, constituyen uno de los grandes atractivos de Begur.

 

Casco antiguo de la localidad de Begur con la silueta de su castillo, levantado entre los siglos XI y XII, que aparece en la cima.

 

Una señal de poder

Estas mansiones de indiano se inspiran en modelos cubanos, franceses e italianos, historicistas y modernistas. Su construcción estuvo presidida por el eclecticismo, por una combinación de diferentes tradiciones. Eran casas erigidas para mostrar poder en lo que comenzaba a ser un nuevo orden social, y de ello y de la ostentación de su riqueza hablan hoy sus fachadas, sus elegantes entradas o las verjas de forja en las que aún relucen las iniciales de sus primeros propietarios. Ocurre con la Casa Bonaventura Caner Bataller, uno de los mejores palacetes de la localidad, cuyos actuales dueños Joan Lluis y Clara Dato han convertido en el Hotel Aiguaclara (Sant Miquel, 2); ambos no ocultan su satisfacción por el trabajo de restauración: “Hemos conservado la distribución, suelos y puertas originales de la primera planta, y en el salón de Clara se pueden apreciar los suelos hidráulicos y los azulejos de las paredes. La escalera, con su pasamanos de madera y forja, que cambia de dibujo en cada tramo, es pura artesanía”.

 

Clara Dato y Joan Lluis, propietarios del hotel Aiguaclara, ubicado en la Casa Bonaventura Caner Bataller, construida en 1866 por un begurense que emigró a Cuba.

Los frescos de las paredes del patio exterior de la Casa Can Sora representan paisajes románticos que evocan a las Américas.

 

El conjunto arquitectónico es espectacular, pero se ignora casi todo sobre su construcción. Anna Castellví destaca, debido a su gran calidad arquitectónica, el llamado Casino de los Señores (Casino, 2) –construido en 1870 por los indianos con las piedras de una derribada torre de defensa del siglo XVI–. “No hay planos de las casas ni referencias a sus arquitectos o maestros de obra, y nada se sabe de los artesanos que trabajaron en ellas”, asegura. Tampoco se conoce quiénes fueron los autores de los hermosos frescos y pinturas que adornan con románticos paisajes la Casa Can Sora (Vera, 2), o las habitaciones de la Casa Vicenç Ferrer Bataller (Bonaventura Carreras, 16), inspirados en la naturaleza. Y lo mismo ocurre con la Casa Pere Roger (Bonaventura Carreras, 20), donde se pintaron frescos con temas marineros en el porche, o las pinturas de la Casa Pere Cortada Sabater (Concepció Pi Tató, 3).

Molduras en las ventanas y fachadas neoclásicas

La Casa Mas Carreras, (dos imágenes), que destaca por sus paredes exteriores de piedra sin trabajar, contenía una torre de defensa del siglo XVI que fue derribada a finales del siglo XIX para construir el Casino Viejo, también llamado Casino de los Señores.

El patrimonio indiano de Begur guarda, de puertas adentro, muchos secretos, pero vale la pena recorrer las calles de la localidad para atisbar algunos elementos singulares de estas mansiones, visibles desde el exterior. Así sucede, por ejemplo, con la galería en el cuerpo central de la magnífica Casa Mas Carreras (Bonaventura Carreras, 13), de estilo colonial; las molduras de ventanas y barandillas de forja de los balcones de la Casa Térmens (Ventura Sabater, 2); los detalles modernistas en marcos de puertas y ventanas de la Casa Paco Font (Sant Pere, 6), o las fachadas neoclásicas de las casas Josep Pi Carreras (Bonaventura Carreras, 22) y Josep Forment (Concepció Pi Tató, 10). Un valioso legado que, pese a su singularidad, no ha sido aun suficientemente estudiado.

Para llegar a Girona se puede llegar por trenes AVE/Avlo desde Madrid, Zaragoza, Barcelona, Figueres y Alicante, y por trenes regionales desde la Costa Brava. También
forma parte de la línea de AVE internacional hacia París.

Desde Girona a Begur se puede hacer el trayecto por carretera.

 

El tren es el modo de transporte de viajeros y de mercancías que más eficiente en términos de consumo de energía y de emisiones de CO2. El horizonte de Renfe es llegar a cero emisiones de carbono en 2050.