Playas que parecen bañadas en oro. Un océano con un brillo insólito. Casas blancas a modo de atalayas. No importa el momento del día: el hechizo de la costa gaditana nunca se apaga.

 

Texto: Nacho Sánchez

Amanece en Bolonia

Situada a pocos kilómetros de Tarifa, la duna de Bolonia es uno de los entornos más auténticos, salvajes y menos urbanizados de toda la costa gaditana y se encuentra protegida como Monumento Natural desde 2001.

Una gran duna con fina y blanca arena sobresale entre el bosque de pinos de la playa de Bolonia

La duna de Bolonia parece flotar sobre un mar de pinos piñoneros. La sensación es mágica a primera hora de la mañana, cuando apenas el viento rompe el silencio. En un instante el cielo se transforma con colores imposibles. Algún valiente camina por la playa o incluso se atreve con un baño para arrancar el día con energía. Con 30 metros de altura, la duna une el bosque y el océano Atlántico como un tobogán de arena fina. Tierra y mar. Justo los principales valores de un paisaje singular que acoge naturaleza, historia y patrimonio cultural.

“Aquí lo tenemos todo”, subraya Jorge Serradilla, que arrancó su carrera profesional como agente de medio ambiente en el parque natural del Estrecho y desde 2018 es su director. El algecireño conoce palmo a palmo este territorio y está orgulloso de mimar un espacio relativamente pequeño –19.000 hectáreas– con múltiples argumentos para convencer a cualquiera.

En suelo firme, cuenta con seis senderos y seis miradores, además de tres observatorios de aves para disfrutar de las muchas especies que transitan por la principal ruta migratoria entre Europa y África. También la vieja ciudad romana de Baelo Claudia o las pinturas rupestres de la Cueva del Moro, en Sierra Plata. En el mar, el mayor atractivo son los cetáceos, con cuatro especies residentes todo el año y otras, como orcas y cachalotes, que pasan buen parte de su tiempo en esta zona. “Ocio, turismo, deporte. La Ensenada de Bolonia ofrece opciones para disfrutar todo el año”, concluye Serradilla.

Las ruinas romanas de Baelo Claudia se encuentran junto a las dunas de la playa de Bolonia.

 

Mediodía en una buena mesa

Del poblado de Santi Petri (Chiclana) al Cabo de Roche (Conil) hay casi diez kilómetros de infinitas arenas doradas. Los tramos de playas urbanas se mezclan con otros salvajes. Y en uno de sus rincones más atractivos, a pies de la Torre del Puerco (siglo XVI), se levanta El Cuartel del Mar, referente de los chiringuitos de toda la costa gaditana.

“Venir a esta zona de Andalucía es como llegar a un sitio de paz. Las vistas, los espacios grandes, el mar...”, resume Manuel Berganza, chef ejecutivo del negocio impulsado por el Grupo Azotea, conocido por sus numerosos establecimientos en “el cielo de Madrid”. Tras trabajar en Nueva York, Singapur, Madrid o Denia, ha encontrado en Cádiz su sitio. “Incluso en los momentos de más intensidad en la cocina, siempre hay un momento para subir a la terraza y mirar el paisaje. Son instantes de paz”, insiste, destacando que la luz gaditana “es muy, muy especial”. Tanto como este restaurante ubicado en un antiguo cuartel de la Guardia Civil renovado por el estudio madrileño More&Co., de Paula Rosales.

En su renovada carta, El Cuartel del Mar aumenta su apuesta por el vegetal de la huerta gaditana y el pescado fresco del Atlántico de las lonjas de Conil y Barbate. Atún rojo, gazpacho, corvina, salazones locales, coquinas de fango o buñuelos de queso payoyo son algunos de los bocados. “La esencia de Cádiz”, sentencia Berganza. Una sobremesa larga y un chapuzón completan un día para recordar.

El Cuartel del Mar es un nuevo espacio situado en la playa de La Barrosa en Chiclana de la Frontera, Cádiz.

Atardecer en La Caleta

La gaditana playa de La Caleta ofrece uno de los más bellos atardeceres de España, gracias a la luz dorada que “dibuja” los edificios y los barcos que se encuentran dispersos por el océano Atlántico.

Vista del atardecer “roto” por los muros del Castillo de Santa Catalina, la construcción militar más antigua de Cádiz, levantada en La Caleta entre finales del XVI y principios del XVII.

‘Cerca fue del castillo / el de San Sebastián / de las barcas que amarran / a la orilla del mar’. Así arranca uno de los temas más conocidos del músico Antonio Luque, conocido como Sr. Chinarro, enamorado de Cádiz y de la playa de La Caleta, cuyo paisaje describe en la letra. Es también uno de los rincones favoritos del madrileño Diego Rodríguez, que decidió impulsar ahí un negocio de hostelería. “Me encanta el Atlántico y queríamos estar aquí”, señala el empresario.

“Esta ciudad tiene mucho potencial y creo que va a seguir una senda parecida a la de Málaga, pero con su propia personalidad”, añade quien hoy regenta el bar Club Caleta, establecimiento que abrió en los 80 y del que él se hizo cargo junto a su familia en julio de 2023 tras renovar local, terraza, equipo y carta. ‘Pescaíto’ frito, pescado fresco y guisos locales son la esencia de su cocina. Su terraza, bajo el influjo del salitre del mar, es la localización ideal para ver caer el sol en el que, dicen, es el mejor atardecer del mundo. “El balneario, las barquitas de pescadores, el mar, el castillo… Lo tienes todo para disfrutarlo mientras tomas una copa o te preparas para cenar”, subraya el hostelero.

A la espalda, el barrio de La Viña y el casco histórico completan el paraíso en el que los fenicios decidieron fundar una de las primeras ciudades europeas, hace ya más de 3.000 años. Perderse por callejones, acercarse a sus tabernas o, simplemente, disfrutar de la caída del sol junto al mar son un privilegio al alcance de cualquiera.

 

La noche en el Faro de Trafalgar

La empedrada plaza de España de Vejer de la Frontera, uno de los pueblos más bonitos y con más encanto de España.

Bella estampa de casas blancas destaca en el monte de 200 metros de altura sobre el que se asienta Vejer de la Frontera.

La hora mágica de Cádiz arranca en cuanto el Atlántico engulle al sol. En ese momento, el reflejo de la luz en el océano alarga los días y regala un cielo coloreado de azules, naranjas, rosas y violetas. “Ves la luna, van apareciendo poco a poco las estrellas y el tiempo pasa muy lento. Es un momento en el que todavía se ve bien, y es delicioso para un baño en el mar”, reconoce Clara Montes, cantante y actriz madrileña y de familia andaluza que se mudó a Zahora hace ya algo más de dos décadas.

La artista se declara seducida de la naturaleza salvaje que le rodea, la bravura que muestra el Atlántico y la fuerza de los vientos tan característicos de la costa gaditana. “Es un lugar de energías muy poderosas”, subraya. Su casa está a pocos minutos del cabo de Trafalgar, frente a la costa donde se enfrentaron las armadas británica, española y francesa en 1805. Medio siglo después se levantó el faro, que hoy continúa emitiendo dos destellos más uno cada 15 segundos. Su luz protege a los barcos y ejerce de llamada para recordar las muchas culturas que pasaron por estas rocas, como muestran los numerosos yacimientos arqueológicos a sus pies. “Visitarlo es imprescindible. Cuando hay luna llena también se puede pasear por el tómbolo –Monumento Natural– desde el que se puede ver el mar a ambos lados”, concluye Montes.

Para comer, recomienda tapear junto al mercado municipal de Barbate o visitar Vejer de la Frontera, uno de los pueblos blancos más exquisitos de Andalucía.
 

 

Personas que ayudan a dar Luz a Cádiz

Jorge Serradilla es el director del rico y diverso parque natural del Estrecho, espacio protegido.

El empresario madrileño Diego Rodríguez (junto a su hijo) es el propietario del bar del Club Caleta.

La cantante y actriz Clara Montes vive en Zahora, en el término municipal de Barbate.

Desde Madrid se llega a Cádiz en los trenes del servicio Alvia que tienen parada intermedia en Jerez, Puerto de Santa María y San Fernando. Además, entre Madrid y la capital andaluza, el viajero cuenta con numerosas conexiones mediante enlace con trenes Ave en Sevilla. Desde la capital andaluza se puede llegar, asimismo, hasta las principales localidades de la Bahía en los trenes de Media Distancia, que circulan a
diario empleando 1 hora y 40 minutos en el recorrido. Estos trenes de Media Distancia también facilitan conexiones directas con Córdoba y Jaén, entre otras.

Cádiz tiene un servicio de Cercanías con más de 60 trenes diarios que la comunican con todas las localidades de la Bahía.

También hasta Cádiz hay tren directo o conexión mediante enlace con Barcelona, València o Tarragona, entre otras.