La Garrotxa, tras la montaña. 

ZONA VOLCÁNICA DE GRAN VALOR NATURAL, LOS PUEBLOS QUE COMPONEN ESTA COMARCA DE GIRONA GUÍAN POR UNA SORPRENDENTE RUTA ENTRE EL PATRIMONIO MEDIEVAL Y UNA GASTRONOMÍA PODEROSA. AQUÍ SE VIENE A CONTEMPLAR Y A ESCUCHAR EL SILENCIO.

Texto: Frederic Puigdeval

CASTELLFOLLIT DE LA ROCA

Sobre un risco de basalto

Apenas a quince kilómetros al oeste de Besalú está Castellfollit de la Roca, uno de los pueblos más pequeños de España –tiene una superficie de menos de 1 km2–, pero no es esto lo que lo hace singular, sino su emplazamiento, en pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa. El pueblo se alza sobre un gran risco de cincuenta metros de altura formado por dos coladas de basalto, y está circundado por el río Fluviá.
Desde la distancia parece una gran nave de piedra varada entre bosques, y da cobijo a poco más de 900 habitantes, que gozan de la sombra de sus estrechas calles y, sobre todo, del magnífico mirador que constituye su plaza de Josep Pla, en el extremo de la población que da al este, cuyos pavimento y mobiliario urbano están hechos de basalto. Aquí está su iglesia vieja de Sant Salvador, de estilo renacentista, varias veces remodelada desde el siglo XIII, que desde los años ochenta cumple la función de centro cultural. Castellfollit de la Roca vivió graves terremotos en el siglo XV y destructoras batallas durante las guerras de la Independencia, Carlistas y la Guerra Civil española. Hoy, la villa disfruta de una magnífica calma y de un entorno de naturaleza privilegiada.

SANTA PAU

La historia tras la muralla

De Santa Pau puede decirse que es el corazón de La Garrotxa. Situado en el centro de la comarca, entre las sierras de Sant Julià del Mont y Santa Maria de Finestres y muy cerca de dos espectaculares volcanes, el de Santa Margarida y el Croscat, es un bonito caserío medieval, construido sobre una pequeña meseta, que ya en 1971 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico. Santa Pau, que fue baronía, estuvo amurallado y está limitado, al norte, por un barranco por el que discurre en invierno el torrente de Pujolars, en el que afloran grandes bloques de basalto. También en el norte se alza su gran castillo, de planta cuadrangular (siglos XIII a XVIII), cuya fachada da a la medieval plaza Mayor. Esta, llamada Firal dels Bous, es una de las mejor conservadas de toda Cataluña. Se trata de una plaza alargada, de perfil irregular, porticada en dos de sus lados con arcos desiguales, en cuyas casas destacan varios ventanales góticos muy hermosos.

SANT FELIU DE PALLEROLS

El río que marca el carácter

El municipio de Sant Feliu de Pallerols se halla en el valle de Hostoles, al sur del Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa, y su caserío está partido en dos por el río Brugent, un caudaloso afluente del río Ter que nace en su término municipal y recorre 22 kilómetros antes de desembocar en Amer. El río, que traza una gran ese a su paso por Sant Feliu, ha marcado desde siempre el carácter del pueblo, en cuyo núcleo antiguo se establecieron, ya en la Edad Media, algunos importantes molinos, como el de la Conqueta. En la población merece una visita su iglesia parroquial, del siglo XVII, reconstruida sobre una románica anterior, incluida en el inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Apenas a diez minutos en coche, en dirección norte, está la pequeña iglesia de Sant Iscle de Colltort, levantada sobre un asentamiento visigótico que fue restaurado en 1985. 

OLOT

La ciudad de los volcanes

Olot está edificada no sobre uno, sino sobre cuatro volcanes: el Montsacopa, el de Montolivet –estos dos son visitables– , el de La Garrinada y el de Les Bisaroques. Naturalmente, forma parte del Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa, y es una ciudad de larga historia y rica tradición cultural. Aquí está el Museo de La Garrotxa, en el edificio del antiguo hospital (s. XVIII), levantado a partir de un proyecto del arquitecto Ventura Rodríguez. Su colección cuenta con esculturas de Josep Clará, exponente del Novecentismo en Cataluña, y obras maestras del modernismo catalán, como el cuadro de Ramón Casas ‘La càrrega’. Aunque la visita a Olot no estaría completa sin dejarse caer en uno de los restaurantes más importantes de La Garrotxa, Les Cols, un edificio con el sello del premio Pritzker de Arquitectura, RCR Arquitectes, y la sabia cocina de Fina Puigdevall (dos estrellas Michelin). 

BESALÚ

Siete arcos para viajar en el tiempo

Alcanzar Besalú después de atravesar su esbelto puente románico, cuyos siete arcos hacen un quiebro sobre el río Fluviá, provoca la sensación de haber viajado en el tiempo. Y no es para menos. Sobre su quinto pilar se levanta una espectacular torre hexagonal fortificada, con aspilleras que miran hacia poniente, y se diría que, al pasar bajo sus arcos, dejamos atrás todo atisbo de modernidad. Besalú –el topónimo viene de Bisuldunum, “entre dos ríos”, el Fluviá y el Capellades– es una de las poblaciones medievales mejor conservadas de toda Cataluña, y su riqueza arquitectónica ya la hizo merecedora del título de Conjunto Histórico-Artístico Nacional en 1966. Se trata de un pueblo pequeño –apenas tiene una extensión de cinco kilómetros cuadrados–, pero en sus calles y plazas no es difícil imaginar la vitalidad que debió poseer cuando, en el siglo X, fue la capital de un condado independiente.

LES PLANES D’HOSTOLES

Pozas de película

Situado entre los valles de Cogolls y de Hostoles y también emplazado al sur del Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa, no hay aquí antiguas construcciones, castillos ni grandes plazas medievales, pero en sus alrededores la naturaleza ha creado algunos escenarios de increíble belleza. Son los llamados Gorgs de Les Planes, una serie de pozas y pequeñas lagunas que van salpicándose a lo largo del cauce del río Brugent y que han servido en numerosas ocasiones de escenario para el rodaje de películas y anuncios publicitarios. Durante varios kilómetros, el río dibuja aquí pequeños saltos de agua, se divide en diferentes cauces o se embalsa y encalma por completo, provocando en el visitante una agradable sensación de paz. Vale la pena visitar alguna de estas maravillas, como el Gorg de Can Poeti, el Gorg de la Bruixa o los Gorges de Santa Margarida.

HOSTALETS D’EN BAS

Un pueblo que es una calle

El topónimo nos cuenta su origen. La villa nació en el siglo XVIII como una extensión de un antiguo hostal establecido en el viejo camino real que unía Olot con Vic, y aquí, a poco más de diez kilómetros al sur de la primera de estas poblaciones, sigue estando un caserío que ha cambiado muy poco desde entonces y que, en realidad, es poco más que una calle: la calle Teixeda, cuyas pintorescas casas le han valido la consideración de Conjunto Histórico-Artístico. Perfectamente alineadas una junto a la otra, las fachadas de piedra, los espacios correspondientes a cada una de las eras de cada vecino, los amplios aleros de sus tejados, y sus floridos balcones de madera componen una estampa de gran potencia visual. Dos curiosos monumentos hay en el pueblo, uno dedicado a los campesinos, del artista Modest Fluviá, y una imponente obra escultórica de Rosa Serra.

SANT JOAN LES FONTS

El gran legado medieval

Siguiendo el curso del río Fluviá hacia poniente, a muy poca distancia de Castellfollit, y también de Olot, se encuentra Sant Joan les Fonts, un conjunto urbano que cuenta con el edificio románico civil más antiguo de Catalunya. Es el castillo de Juvinyà, construido entre los siglos XII y XIV junto al río Fluvià, que tiene una bonita torre de defensa y, en nuestros días, es la sede el Centro de Interpretación del Territorio de Sant Joan. Aquí hacen parada quienes viajan en invierno hacia las estaciones de esquí de La Molina, Vallter o Andorra, y también aquellos a quienes interesa la arquitectura medieval, pues el pueblo cuenta con otras dos construcciones de aquella época: su puente del siglo XIII, levantado en gran parte con piedra volcánica, y la que es la joya de la corona y uno de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa de toda La Garrotxa, la iglesia del monasterio benedictino de Sant Joan. 

La provincia de Girona cuenta con varios trenes Ave y Avlo diarios con sentido que la unen con Barcelona en 40 minutos, con Madrid en 3 horas y media, y con Zaragoza en 2 horas y media. Mediante enlace está conectada además con Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Andalucía en tiempos muy competitivos. Algunas estaciones de Rodalies cercanas a La Garrotxa, son las de Vic, Torelló o Manlleu, en la R3.