Vista, desde la Torre de los Leones, de los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos, situados en las huertas de esta antigua residencia real.
Más allá de los patios:
la calma en los jardines
de Córdoba
Texto: Pilar Varo
Decenas de miles de personas acuden a la ciudad andaluza para visitar los patios, esos pequeños oasis privados que abren sus puertas la primera quincena de mayo. Sin embargo, como diría Antonio Gala, cordobés por decisión propia, “más allá del jardín” hay muchos otros espacios para disfrutar de la naturaleza urbana todo el año.
La emblemática casa-patio Trueque 4, donde se ubica el Centro de Interpretación de la Fiesta de los Patios.
Desde que en el último tercio del siglo VIII se iniciara la construcción de la Mezquita y, con ella, el patio de las abluciones –hoy Patio de los Naranjos (Cardenal Herrero, 1)– la relación de la ciudad con sus jardines ha sido larga y, ante todo, fructífera. En una ciudad con altas temperaturas varios meses al año, buscar el cobijo de la naturaleza bajo la copa de un árbol se antoja imprescindible. Aunque este vergel de la Mezquita no siempre ha contado con el casi centenar de naranjos que lo adornan hoy, sí que ha disfrutado, desde su creación, de vegetación, convirtiéndolo en el jardín histórico en uso más antiguo del mundo. El sistema de riego por acequias que se sigue usando a diario es todo un prodigio de la sostenibilidad del siglo IX.
Muy cerca de aquí, en la ribera del río Guadalquivir, enmarcado por puentes históricos, norias medievales y antiguos molinos harineros, se encuentra el Monumento Natural de los Sotos de la Albolafia, una reserva de flora y fauna que alberga más de 100 especies naturales. Aquí, en una pared, un poema tallado en piedra nos recuerda las palabras de Góngora: “Oh, excelso río...”. Y es que no se entiende a Córdoba sin el río y sin las flores. El mismo Gala dejó dicho: “Cuando yo muera, mis cenizas, junto con las de la dama de otoño, servirán para fertilizar los jazmines (...), yo me quedaré en Córdoba”.
Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral.
La única estatua que tiene Julio Romero de Torres en su ciudad natal está situada en los Jardines de la Agricultura.
Un poco más al norte, están los Jardines de la Agricultura (Av. de los Mozárabes, 3) –“el parque de los patos”, por los ánades que habitan en sus estanques desde que se inauguraron como jardín público en 1811–, que hoy mantienen una importante colección de esculturas al aire libre. Constituyen un “eje verde” junto a los Jardines de la Victoria (P.º de la Victoria, 3), ideados a finales del siglo XVIII en forma de alameda, espacios que se estaban haciendo populares en los ordenamientos urbanísticos europeos. En ellos tuvo lugar la feria de Córdoba desde 1865 a 1993, cuando se trasladó a las afueras. Una de estas casetas de feria decimonónica es el Mercado de la Victoria (P.º de la Victoria, s/n). Junto a él, el Quiosco de la Música. Al lado, los mausoleos al pie de la calzada romana original que daba entrada a Córdoba.
Ruinas de un antiguo molino en los Sotos de la Albolafia, reserva de flora y fauna que alberga cerca de 120 especies. Este espacio natural protegido puede recorrerse siguiendo el paseo de la Ribera o a ras de río, gracias a un sistema de pasarelas que posibilitan un agradable paseo en el que naturaleza e historia se dan la mano.
Miguel Ángel Santamaría, responsable del mantenimiento de los jardines públicos de Córdoba.
Conservar todos estos entornos que combinan historia y naturaleza en una ciudad viva es, sin duda, un desafío. Miguel Ángel Santamaría, responsable del mantenimiento de los jardines públicos, señala que proteger estos espacios “requiere atención al detalle, dedicación y especialización”, no solo en botánica sino patrimonial. El reto es “no caer en la simplificación para no perder elementos naturales que requieren de cuidados específicos ni que se deterioren bienes históricos en parques y jardines de acceso libre y desprotegidos”.
La historia de una ciudad puede leerse en un parque. Sucede en los Jardines de la Merced (Pl. de Colón, s/n). Hoy, además de su monumental fuente modernista, alberga dos colegios y una pequeña mezquita con culto, convirtiendo el parque en espacio de rezo. Para Eduardo Díaz, paisajista y guía-intérprete del patrimonio, los parques y jardines son “la muestra de las diferentes formas de pensar una ciudad a lo largo de la historia y deben entenderse como verdaderos espacios patrimoniales delicados y muy susceptibles a los cambios que tienen su propio ritmo, más lento, más tranquilo”. Verdaderos “refugios que nos liberan de la congestión urbana”. Quizá se trate de eso. De darnos el lujo de, a ratitos, poder poner la vida en pausa en mitad de la ciudad. •
Jardines de la Merced, un oasis entre el ruido del tráfico frente a un antiguo convento mercedario que actualmente es la sede de la Diputación Provincial de Córdoba.
El tren es el modo de transporte de viajeros y de mercancías que más eficiente en términos de consumo de energía y de emisiones de CO2. El horizonte de Renfe es llegar a cero emisiones de carbono en 2050.