El Tibidabo es el parque de atracciones más antiguo de España Desde esta montaña, además, se disfruta de una increíble panorámica de Barcelona.
Texto: Pacho G. Castilla / Foto: Gianluca Battista
La creatividad es su razón de ser y la pluralidad de facetas artísticas su hábitat natural. Provocador e inocente a partes iguales; reflexivo y jovial a la vez, rozó, junto con Fernando Trueba, el Oscar con ‘Chico y Rita’. Ahora vuelve a trabajar con su íntimo amigo en ‘Dispararon al pianista’, donde, en clave documental, con testimonios reales pero personajes irreales (léase, dibujos animados), narran el nacimiento de la bossa nova a través de la figura del pianista Francisco Tenório Jr. Una historia con analogías a la suya, cuando en 1970, Mariscal (Valencia, 1950) aterrizó en Barcelona buscando aquel faro que, entonces, iluminaba una naciente modernidad que él mismo ayudó a perfilar.
Con ‘Dispararon al pianista’ regresas al “dibujo animado de una manera muy adulta”, como tú mismo defines. ¿Por qué utilizarlo de nuevo como recurso?
Había que ilustrar algunos momentos del documental con actores, y pensamos que no iba a ser creíble. Con el dibujo animado, en cambio, a los primeros segundos llegas a una especie de contrato con la película, y dices: “Me creo esos monigotes”. Es un lenguaje más sintético, más poético.
Y vuelves a trabajar también con Fernando Trueba.
‘Dispararon al pianista’ no tiene nada que ver con ‘Chico y Rita’. Ha habido un trabajo bestial de documentación y a través de Internet hemos encontrado muchas referencias. Gracias a ello, se puede reconocer perfectamente la identidad de Río de Janeiro, y un momento muy específico: la explosión de la ‘bossa nova’ en la cultura musical brasilera.
¿Cómo se “fabrica” una película a cuatro manos?
Desde el principio, le dije a Fernando: “Esta es tu película, a mí me pones de dibujante”. Y está claro que el que manda es el que más sabe. Es una delicia trabajar con él. Se aprende mucho, es muy ordenado... Partimos de un guion muy trabajado y muy vivido por Fernando durante tres años. Tenía 120 horas de entrevistas grabadas.
Los ‘films’ de animación son difíciles de levantar. ¿Qué esperáis de ‘Dispararon al pianista’?
Creo que hay gente, sobre todo joven, que no sabe qué es la ‘bossa nova’. Pero mi sueño es, sobre todo, que quien salga del cine no se olvide de lo que vio, que sea material para soñar, hablar y comprender mejor el mundo que vivimos.
¿En qué ciudades te sientes más cómodo?
Hay mil lugares. En California me siento como en casa. Es como Valencia, pero a lo grande. Y Tokio siempre sorprende, porque tienen otra forma de entender la vida. En Buenos Aires también te encuentras muy bien. Los argentinos son listos, inteligentes, sinvergüenzas... ¡maravillosos!
¿En qué lugar de Barcelona se comprende mejor cómo es realmente la ciudad?
El teleférico que va desde la Barceloneta hasta Montjuic es mágico. Puedes ver el puerto, el mar domesticado... También desde el Tibidabo logras entender bien la ciudad, con su atardecer, cuando la luz entra por la montaña...
¿Qué rincones de Barcelona sueles descubrir a quien te visita?
En el barrio del Born hay buenísimas charcuterías y cafés magníficos. Además, los vinos de Vila Viniteca son una pasada y en la barra de Cal Pep siempre encuentras tapas bien hechas, como sus típicos calamares a la romana.
¿Y dónde podemos encontrar la auténtica Barcelona?
En los alrededores de Santa María del Mar, donde he vivido. Es el corazón medieval y donde siempre abren y cierran locales de comida, diseño, decoración, moda…