Madrid según…

Elvira Lindo

Texto: Rosa Alvares
Foto: Iván Giménez

La particular mirada de Elvira Lindo (Cádiz, 1962) recorre, con igual éxito, la literatura y el cine. Debido a ello, esta primavera va a ser protagonista por partida doble. Porque, además de publicar un nuevo libro, ‘En la boca del lobo’ (Editorial Seix Barral), la escritora y guionista debuta como directora con ‘Alguien que cuide de mí’. “He pasado tres años trabajando, y el confinamiento me trastocó las cosas, con una vida muy privada, dedicada a la escritura y a la producción de estas historias”, dice la creadora del inolvidable ‘Manolito Gafotas’, quien nos revela su Madrid favorito.

¿Cómo ha dado Elvira Lindo el salto a la dirección?
He escrito guiones, y alguna vez me sugirieron dirigir, pero no sentí la pulsión de hacerlo. Surgió de manera natural, como suele ocurrir en mi vida, donde han sido constantes los desafíos. Además, en este momento, no me preocupa qué van a pensar de mí. Si lo hiciera, perdería estos años de madurez que son tan ricos, con menos miedos.

Es una película de mujeres: habla de cómo vivimos el paso del tiempo, nuestros miedos, fracasos, éxitos…
Queríamos abordar el desamparo. De alguna forma, las tres protagonistas están requiriendo, con mayor o menor justicia, que se les haga caso. En nuestra vida influyen mucho aquellos momentos en los que no hemos tenido ayuda, y esta historia los destapa. Es un asunto que siempre me ha interesado. Soy de una generación que rompió con muchas convenciones y con la vida de nuestras madres, pero a veces con un coste emocional muy fuerte.

Además, coincide con nuevo libro, ‘En la boca del lobo’: una historia de misterio y nostalgia.
Está ambientada en el paisaje de mi infancia, en la comarca donde nació mi madre, el Rincón de Ademuz. Es una especie de fábula con un toque de cuento antiguo de misterio, que se mueve entre la fantasía y la realidad, y en esa línea a veces tan frágil sitúo a unos personajes de los que vamos sabiendo a qué tienen miedo. Creo que es la historia con la que más he disfrutado escribiendo de toda mi vida.

Madrid tiene mucha importancia en su literatura. Un Madrid, por cierto, que no es el de las guías de viaje.
Me gusta mucho moverme y ver qué ocurre en los barrios. Crecí en Moratalaz, que estaba lleno de niños y de jóvenes. Luego se vació y la población envejeció. Hay que procurar que la gente joven vuelva a los sitios, que les dé vida, que haya diversidad de población. Si no, lo barrios se mueren.

¿Qué no se deber perder alguien que venga a Madrid?
Madrid Río. Recuerdo cuando era una autopista, y me preguntaba cómo vivirían las personas cuyas casas daban a ella. Cuando esa carretera se soterró, se ha provocado que los vecinos pueden disfrutar de un espacio gratificante y animado. Acude mucha gente joven y mucha inmigración procedente de Carabanchel, Usera, La Latina… Ese flujo de personas te hace ver la diversidad de la ciudad.

¿Qué barrio elegiría para comer y tapear?
Me gusta mucho Retiro, donde vivo. Además de ser súper agradable, la oferta gastronómica es buenísima. Entre mis recomendaciones: La Castela (Doctor Castelo, 22), Arzábal (Avda. Menéndez Pelayo, 13), Taberna Laredo (Doctor Castelo, 30) y La Raquetista (Doctor Castelo, 19).

¿Y para pasar un buen rato disfrutando del arte?
Lo obvio en Madrid es increíble, algo que se puede comprobar en la ‘Milla de Oro de los museos’ en el Paseo del Prado. Me gusta mucho el Thyssen, que tiene mucha pintura holandesa y americana. Otro museo muy recomendable es el Sorolla, que quizá no conozca tanta gente.