Santiago de Compostela según…

María Vázquez

Texto: Rosa Alvares

Foto: Mara Cozar

Gallega por nacimiento y convencimiento, María Vázquez (Vigo, 1979) es una apasionada de Santiago de Compostela. Tras instalarse durante unos años en Madrid para impulsar su carrera de actriz, decidió regresar en buscar de sosiego y calidad de vida. “Cuando eres joven, una ciudad pequeña te come. Luego te das cuenta del vínculo que tienes con la tierra, las raíces”. La actriz, que acaba de estrenar la serie ‘Apagón’, de Movistar Plus+, en cuanto sus compromisos se lo permiten coge el tren, ese que le deja en una de las estaciones más bonitas que conoce, y vuelve a Santiago. “La gente es abierta, acogedora. Muchos no son de aquí: peregrinos, turistas, estudiantes... Eso hace que sea un lugar diverso donde todos se sienten a gusto”.

¿Qué es imprescindible si se visita Santiago?
Todo el casco es impresionante, cada rincón, cada plaza. Toural, Quintana, Obradoiro, Mazarelos, Abastos (el mercado es una parada imprescindible, como monumento y para comprar), Entrerrúas (la calle más estrecha de Santiago), San Pedro (por donde entran los peregrinos), la plaza de la Universidad... Pasear por La Alameda, con la foto en la estatua de las dos Marías, sentarse en el banco junto a la escultura de Valle-Inclán o subir a la Cidade da Cultura nas Gaias, dando antes un paseo por el bosque que hay debajo (se pueden coger unas setas), ver alguna de sus exposiciones y hasta descansar en su biblioteca...

En el terreno gastro, ¿dónde acudiría una gallega?
Iría al Bochinche (rúa de San Pedro), donde hacen un pulpo increíble; a Pepe Solla (praza de San Fiz de Solovio, 2); a Abastos 2.0 (praza de Abastos), y cómo no, al Mesón do Pulpo (rúa Vista Alegre). Si quieres un buen churrasco, el que preparan en Don Manuel (rúa do Avío, 16) me flipa. Sin olvidar la mejor empanada de mijo: la de mi amigo Alberto Rolán en el restaurante Lasso del Auditorio de Galicia (avda. do Burgo das Nacións). Las mejores filloas, en la Nave de Vidán (avda. da Mestra Victoria Míguez, 44).

¿Y para tomar una copa con los amigos?
Al Pub Atlántico (rúa da Fonte de San Miguel, 9), un clásico con cócteles espectaculares. Tambien merece la pena la Sala Riquela (rúa do Preguntoiro, 35), con buena música en directo. Y si quieres trasnochar un poco, no puedes faltar a A Reixa Bar (rúa de Trás Salomé, 3).

Si queremos vida cultural, ¿cuál es la ruta artística?
Hay una oferta cultural muy amplia para ser una ciudad pequeña. Una buena cita es el Festival Cineuropa, que trae las mejores películas europeas del año (del 7 al 23 de noviembre). Hay también compañías de teatro que triunfan por el mundo, como Chévere, Matarile o Voadora. Podemos visitar también el Teatro Principal (rúa Nova, 21) por su programación y porque es precioso. Y otro espacio que merece la pena es la Fundación Eugenio Granell, con exposiciones y actividades muy interesantes (praza do Toural, cerquita de la catedral).

Hablemos de tiendas y de artesanía: ¿algún lugar que debamos anotar en nuestra agenda?
Si te interesa la artesanía muy especial, De Cotío (rúa Xelmirez, 26), donde se encuentran piezas de cerámica tradicional gallega reinterpretada. Otra tienda de ropa muy original es Eladiz (rúa Nova, 24), donde venden los famosos zuecos de Elena Ferro, que son preciosos y el mejor calzado para la lluvia, algo muy importante en Santiago.

¿Un rincón secreto al que no acudan los turistas ni los peregrinos y que sea confesable?
La selva Negra, un parque forestal del siglo XVll, el más grande de Galicia, lleno de carballos. También una callecita que se llama Entre Hortas, en el centro de la ciudad, entre huertas urbanas y con un callejón pequeñito que casi no caben dos personas. Desde ella puedes ver la catedral.

¿Qué experiencia insospechada o mística tendríamos que llevarnos de la ciudad?
Hay algo que me enseñaron el director Jorge Coira y la actriz Camila Bossa cuando estábamos rodando ‘El año de la garrapata’: ve a la plaza del Obradoiro, de noche; ponte de espaldas a la catedral, túmbate en el suelo boca arriba y mira su fachada. ¡Respira! Yo lo hago muchas noches, es una especie de meditación que hay que probar.