Historia e innovación entre dos cabos
A orillas del Mediterráneo y protegida por las cinco colinas que señalan el perímetro de la antigua ciudad, Cartagena es un puerto de culturas que ha acogido a diversas civilizaciones a lo largo de los siglos.
Su valioso patrimonio arqueológico así lo demuestra, desde los restos de su muralla púnica a su espectacular teatro romano, uno de los más bonitos y antiguos de nuestro país.
Con ese bagaje histórico no es de extrañar que una de sus festividades más importantes sean las fiestas de Cartagineses y Romanos, diez días de la segunda quincena de septiembre en los que más de 4.000 cartageneros representan la Segunda Guerra Púnica, desde el desembarco hasta las actividades en el campamento festero. Lucha grecorromana y subastas de esclavos, sí, pero también monólogos y conciertos. ¡Diversión asegurada!
También celebra esa esencia multicultural y mediterránea de la ciudad el festival La Mar de Músicas, una cita imprescindible para los amantes de las músicas del mundo que reúne cada julio a grandes artistas procedentes de los cinco continentes. Y además exposiciones, talleres, coloquios… El mejor ocio cultural con unas increíbles vistas al Mediterráneo. No se puede pedir más.
O quizás sí… Si te apasiona la historia militar, Cartagena es un destino que no te puedes perder. Sus baterías de costa, diseminadas estratégicamente entre cabo Tiñoso y Cabo Negrete, protegían la ciudad de ataques marítimos, aunque actualmente cumplen otra función bien distinta: regalarte algunas de las vistas costeras más extraordinarias que puedas ver.
Y ya que hablamos de ataques y de mar, ¿sabías que el inventor del submarino eléctrico era cartagenero? Así es, fue el pionero Isaac Peral, y con su invento revolucionó la navegación militar. Para ver su famoso submarino torpedero, solo tienes que darte una vuelta por el Paseo de Alfonso XII y allí, frente al mar, podrás contemplarlo en todo su esplendor.
Cartagena es montaña y mar (posee algunas de las mejores playas del litoral español), buen tiempo e historia a raudales.
Y es que cuesta irse de la ciudad, es cierto, aunque antes de subir al tren, Cartagena nos despide de la mejor manera posible: con una estación modernista repleta de detalles exquisitos, como la distinguida marquesina de acero y cristal de la entrada. Te recomendamos que llegues a la estación con tiempo. Vale mucho la pena.