Castells. Patrimonio inmaterial de la humanidad

Fuerza, equilibrio, coraje y sentido común
 

Força, equilibri, valor i seny. Es su lema, será tu lema. Representa los valores de la cultura catalana y resume lo que es un buen casteller: la fuerza necesaria para formar increíbles torres humanas; el equilibrio físico y mental que una tarea así requiere; el valor de los que suben a la parte más alta del castell, pero también de los que se comprometen a ser su base; y finalmente el seny, tan arraigado en la cultura popular catalana. ¿Podrías ser uno de ellos? ¿Quieres ser uno de ellos? Siéntete uno de ellos.

Menuda experiencia

Al vivir una jornada castellera entenderás de inmediato ese lema y reconocerás el torbellino de sensaciones que provoca. Inquietud e incertidumbre, pero también emoción y profunda alegría.

Aunque solo hay una palabra para la tradición castellera, la que define toda esta experiencia. Sin duda, la autenticidad. Por eso es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, declarada por la UNESCO. Una experiencia intensa. Si vas y la vives, no podrás olvidarla jamás.

Un momento para disfrutar

Si quieres conocer sus comienzos, te espera Valls. Con sus orígenes en el llamado ball de valencians, los castells se instalaron en tierras tarraconenses. Es allí donde está documentada la primera actuación de una colla castellera a principios del XIX. Es aquí, en la comarca del Alt Camp, es aquí el epicentro del mundo casteller (bueno, también hay unos calçots exquisitos, claro). Por ello, visitar Valls en octubre, durante la Diada de Santa Úrsula, es una excelente oportunidad para ver a las dos colles estrella del municipio, la Vella y la Jove, que han conseguido castells absolutamente espectaculares a lo largo de su historia.

Aunque, para muchos, la diada castellera con mayúsculas es la de San Félix, en Vilafranca del Penedés. Con una tradición castellera sin igual y un riquísimo patrimonio folklórico, Vilafranca se viste de gala a finales de agosto y promete castells de altísimo nivel.

Déjate llevar

Si piensas visitar Barcelona durante la Mercè, te espera la Plaça de Sant Jaume el día en el que las siete colles de la ciudad protagonizan una jornada castellera a la antigua, con actuaciones conjuntas: escucharás la gralla y el timbal interpretando el toc de castell y no podrás evitar empezar a vibrar.

Tradición, compañerismo, superación, esfuerzo, coraje… y la explosión de alegría, la emoción profunda de un pueblo que ve llegar a sus pequeños a la cima. Hay que vivirlo, al menos, una vez en la vida.

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