¿Eres un apasionado de la historia y de la arquitectura? No puedes perderte esta región francesa, cuya elegancia envuelve nada más y nada menos que las arenas romanas mejor conservadas del mundo. A tan sólo 4 horas en tren de Barcelona con nuestros trenes AVE Francia, el AVE Internacional entre España y Francia, puedes aparecer en el corazón de Nîmes, donde multitud de restos de la época romana se conservan todavía en muy buen estado.
Construidas a finales del siglo I d.C., los 21 metros de alto de fachada y las 120 arcadas de las Arenas de Nîmes han ido sobreviviendo década tras década, consiguiendo un estado de conservación que no pasa desapercibido al ojo humano y que la convierten en uno de los principales atractivos de la villa romana.
Compuestas por dos niveles de sesenta arcadas superpuestas, tienen un ruedo elíptico de 133 metros de largo y 101 metros de ancho, rodeado por 34 gradas sostenidas por una construcción abovedada. Actualmente tienen capacidad para 16.300 espectadores y, desde 1989, cuentan con una cubierta móvil y un sistema de calefacción.
Con una forma ovalada similar a la del Coliseo de Roma, el anfiteatro de Nîmes se construyó en el año 27 a.C., en tiempos del emperador Augusto. En aquella época, al inicio del Imperio, el anfiteatro fue fortificado por los visigodos y rodeado de una muralla. Durante los siguientes años, con el hundimiento del poder visigodo en Hispania, la invasión musulmana y posterior toma por los reyes francos, los vizcondes de Nîmes construyeron su palacio-fortaleza dentro del anfiteatro. No mucho más tarde un pequeño barrio de unas cien viviendas y dos capillas surgía en su interior, acogiendo a más de setecientas personas. Estas edificaciones permanecieron en el anfiteatro hasta el siglo XVIII, cuando se eliminaron para devolver a las Arenas su aspecto original.
En la época romana, las Arenas de Nîmes se convirtieron en el teatro de diversos espectáculos organizados para distraer a los habitantes de la villa y alrededores. Entre ellos, destacan los combates de gladiadores, y las cazas – ocasiones en que se soltaban animales dentro de la arena y hombres luchaban contra ellos hasta la muerte –. El recinto podía recibir cerca de 24.000 espectadores.
Las Arenas fueron clasificadas como monumento histórico en 1840, pero han mantenido su razón de ser inicial como lugar de distracción. Cada año, se organizan en éste numerosos espectáculos que atraen a espectadores de toda la región. Desde 1863 y durante las famosas ferias de Pentecostés y de las vendimias, celebran varias corridas de toros, muy apreciadas por los conocedores. En verano, las arenas vibran al ritmo de los conciertos que se organizan en su recinto. Finalmente, la ciudad celebra los Grandes Juegos Romanos desde 2010 para reanudar su apasionante historia. Durante dos días, se organizan representaciones históricas, espectáculos y desfiles en trajes de época.
Las espectaculares vistas de la fachada de las Arenas y las galerías interiores que dan acceso a las gradas no son lo único que te dejará sin palabras. En verano, las Arenas de Nîmes son conocidas por acoger distintos conciertos musicales cuyo éxito ha sido tan formidable que, en algún caso, se han grabado y comercializado.
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